Sorpresas se lleva uno de vez en cuando. En Pilas (Sevilla), al borde mismo del parque Doñana, hice el otro día una foto del cartel anunciador en el que se castellaniza el término foie-gras. ¡Olé por las hermanas que regentaban el restaurante! Mucho mejor eso que andar intentando grafías imaginativas y erróneas como tantas veces se pueden leer, por ejemplo, en la palabra sandwich y su plural sandwiches, cuando se puede usar el castizo emparedado.
Archivo por meses: septiembre 2010
Nombres afortunados
Víctor y Elzbieta
Bienvenidos queridos lectores al mundo de este español y su pareja polaca (a juzgar por las banderas). No dejen de quedarse estupefactos ante la magna obra escultórica y poética (con auto-iluminación nocturna). Pueden disfrutar de ella yendo a Matalascañas (Huelva). No hace falta poner la dirección porque me imagino que todos los vecinos la conocerán, sobre todo los que viven cerca y sufren los encendidos automáticos de la luz cuando un paisano acierta a pasar por allí. ¡Menuda manera más estúpida de gastar o más bien despilfarrar energía!
¡Cómo está la hostelería en España!
Ejemplo ilustrativo de la falta de inversión en los negocios hoteleros de este país. Se trata de una foto tomada en un hostal de Moguer no hace muchos días. El resto de la habitación era igual, desde los carteles hasta la cerradura de la puerta, pasando por las mantas y el armario. La nota de «lujo» era un aire acondicionado que, ese sí, funcionaba a 220 voltios. No se habían olvidado, todo hay que decirlo, de poner los precios actualizados y cobrar por semejante cutrería 35 machacantes. A ver cuando se pone en marcha una campaña de control de calidades y precios en el sector hotelero donde es vergonzoso que se pueda pagar casi los mismo por un hotel de última generación que por una pensión miserable. Se me podrá alegar que estamos en un mercado libre y bla bla bla, pero creo que lo menos que podemos hacer por los turistas es ofrecerles a primer golpe de vista una información veraz de lo que van a obtener por el precio que pagan sin tener que pasar la mitad del tiempo de sus vacaciones visitando monstruosidades para poder conseguir algo razonable a precio decente. En fin, luego se quejarán de la gente que pone a parir a estos empresarios modélicos que invirtieron en 1960 para montar el negocio y todavía no lo han renovado.
Dime de lo que presumes…
El refranero como medida de la realidad. Les presento a un negocio serio, en serio. No es broma, no es retoque. Es que la realidad ha convertido en mito algo habitual. Fuera de otras consideraciones disfruten del pichón bravío de Cuenca de Campos (Valladolid) donde mora un viejo amigo, un hippie, un irreductible, un ser de otra pasta.
Soy rebelde
La infancia como período de goce ha pasado a la historia. No hay más que ver a esos niños dirigidos y adocenados desde la más tierna infancia, sometidos a la tensión de multi-actividades dentro y fuera del cole en lugar de andar «mangando la berza» (=jugando, perdiendo el tiempo, haraganeando) como es propio y recomendable a esas edades. A tenor de lo que pasa nunca se podría sospechar que las tiernas critaturas del pasado, que no estaban sometidos a esta sobre-presión y competitividad, pudiesen llegar a ser Einstein, Mozart, Marie Curie o Virginia Woolf. Pero estos son nuestros tiempos y hasta del control se puede hacer negocio. Vean sino el «regalito» que se exhibe en el escaparate de una tienda de regalos de Palencia, la tabla de responsabilidades y horario establecido para que el monstruíto vaya empezando a enterarse de la sociedad en la que vive. Luego nos extrañaremos de que cuando pueden se dediquen a hacer el gamberro y a perder el tiempo. Si es que es lógico, tendrán que recuperar el tiempo perdido las pobres bestezuelas.
Declaración de principios
Tomada en Villanubla, en Valladolid. Declaración de principios de una o dos personas que, vaporizador de pintura en mano, demuestran: incivismo, mal gusto, estupidez. Es evidente que se pueden poner mejores cosas pintadas en las paredes, como se puede apreciar en este enlace.
Una de huelgas
Huelga decir que el entreguismo y acomodamiento de los sindicatos nos ha llevado hasta donde estamos: una convocatoria para cubrir expediente, para que parezca que los sindicatos no son la mano derecha de la patronal. Sobre el entreguismo no tengo documentación gráfica, pero la comodidad como parte importante de la vida sindical queda perfectamente ilustrada con la foto que tomé hace unos días en Badajoz. ¿A quién se le ocurre hacer abanicos para promocionar una huelga? En lugar de asambleas hacemos abanicos, no serán tan efectivas, pero al menos tienen utilidad pasada la fecha. En mi empresa ni han venido a informar en persona. Todo por correo-e, como corresponde a los tiempos que corren. Hay que decir que tampoco han repartido abanicos para los sofocos que nos esperan. Ni vaselina que va a hacer buena falta para aguantar los golpes de riñón que se avecinan (con aliento en la nuca incluido).
Septiembre 2010: ya es navidad
Ya (casi) es navidad en Carrefour. Así que mi amigo el Acechor no tendrá más remedio que inaugurar la temporada.
Así, en la imagen captada ayer en la ciudad de Valladolid pueden ver el mensaje de nuestra actual divina trinidad: navidad=multinacionales.
A disfrutar, que comienza el espectáculo…
Subproductos de la estupidez política
Visto el otro día en una pared de Moguer (Huelva), pero válido para cualquier punto de la geografía hispana y, me atrevo a aventurar, europea. Producto de la educación competitiva y estúpida que pretende dar a la masa trabajadora el mismo valor que a las máquinas tragaperras: producir a cualquier precio, incluida la necedad. Ala, señores, a gozar de esta sociedad que cada día más placer contemplar en su degradación inexorable, en su lenta agonía, camino hacia la productividad sin límite ni conciencia. Esto no ha hecho más que empezar, siéntese y disfrute del espectáculo de la degeneración humana. Por favor, que sea en alta definición.
El caso particular que nos ocupa hoy es el CANI tribu cuya procedencia ignoro, entre otras cosas, porque no tengo tv. Como se ve su «vandera» es gris, como su vida y obra. No así su cerebro, que tiene los colores de la roja, a juzgar por el veranito que nos han dado.