Imagen captada hace unos días en el escaparate de Oysho, franquicia del magnate español de la moda. Uno de sus chicos/as, estos que estudian con furia en universidades privadas (de moral, sobre todo), que a codazos y golpe de billetera se hacen con un master en alguna universidad yanqui (a ser posible) y que van pisoteando compañeros sin conocer más amistad que la cuenta bancaria y el boato estúpido han parido la idea del otoño: ¡Maniquíes con cuernos! Joder, o me llaman cornudo si lo compro, o me llaman imbécil si no voy a la cornúpeta moda de las mentes calenturientas de esta gentuza. Lo peor es que encima irán de ecológicos porque son de madera. Bueno, también las eléctricas y las petroleras llevan logotipos verdes para esconder sus negras maneras y mareas (respectivamente). Lo que más me sorprende es que no le hayan puesto una puta nariz roja y ya vale para la temporada de navidad que empieza uno de estos días. Mañana igual veo algún papanatas colgando bolitas de colores o poniendo pretenciosas alfombras rojas. Pero bueno, eso es harina de otro costal. Les dejo con la saga de frenti-adornados.
Ah, mira, acabo de entenderlo: «Amás de cornudo, apaleado»
Archivo por días: 14 septiembre, 2010
Del mismo Perogrullo (provincia de Cái)
Les juro que pensé que había sitios en que la falta de imaginación, la prisa o la desidia habían hecho del arte de nombrar humo de olvido. Hasta que el otro día me encontré en la Plaza Plazuela en el mismo corazón de Alcalá de los Gazules (si mal no recuerdo). Puede ser incluso que llegase a ella a través de la Calle Calle (pero calle, hombre, calle, que ya ha dicho lo que tenía que decir).