Bueno, esta más bien corresponde a una instalación. La foto está tomada en la orilla del Tormes, en Salamanca, en 1994. «El suicidio del tullido» se podría denominar. Nadie podía pensar en aquellos tiempos que la crisis iba a dejar a muchas personas sin cobrar unas subvenciones necesarias (limosnas estatales, al fin y al cabo) mientras que se siguen regalando miles de millones de euros a la iglesia por adocenar ciudadanos y al ejércitos por masacrarlo en otros países. Mucho, mucho, tiene que cambiar este puto mundo en el que algunos iluminados clasistas y belicistas dicen que «ser de izquierdas es una pérdida de tiempo».
Archivo por días: 22 junio, 2011
El progreso según Bierce
Leyendo en Halón disparado me encuentro con el siguiente viejo viejísimo pero acertadísimo comentario:
Dos gobiernos europeos han encargado recientemente a una compañía americana suficientes cartuchos como para matar a ciento cincuenta millones de hombres. Es a través de pequeños incidentes de ese tipo la manera en la que vislumbramos de vez en cuando el progreso de la civilización cristiana, y obtenemos una noción justa de lo que el evangelio de paz en la tierra y de buena voluntad hacia los hombres ha hecho en sólo dieciocho siglos.
Almacenadas hoy en los arsenales de las naciones cristianas más ilustradas hay suficientes balas para matar a todos los hombres, mujeres y niños sobre la tierra. Hablemos de paz, hermanos míos –elevemos nuestras colas, nivelemos nuestras orejas, bajemos nuestras mandíbulas y cantemos tonterías piadosas de calidad superior sobre la influencia humanizante de nuestra bendita religión. ¡Toma!, hay más cristianos asesinados por cristianos en una década que paganos por paganos en diez. Y cada vez va a peor. El siglo pasado fue el más sangriento, pero fue superado por la primera mitad del presente, a la que los primeros veinticinco años de la mitad restante excedieron en terror. Puedes evangelizar el mundo con la profundidad de un pie y agitar los tirantes de los pulmones “saludando el amanecer de una nueva era”. Puedes desencajar los brazos componiendo falsos remedios para la guerra. Puedes mimar cualquier engaño que prefieras, y publicar tu propia receta de dulce sagrado. En cuanto a mí, continuaré saludando a todos los varones cristianos recién nacidos y les daré el tratamiento de coronel.
* Ambrose Bierce. En 1885
¡Qué poco ha cambiado el mundo, señores!
A medio, medio gas
Con el Malvado Margarito en tierras lusas y prácticamente desconectado y con El Acechor en otras tareas fotográficas, este tugurio está medio, medio cerrado. Los escasos comentarios que lleguen, tendrán que esperar a ser moderados.
A cascarla…