Está en la concatedral de Cáceres. Es una sujección de un báculo de plata que no tiene la categoría para ser sujeto más que con un trozo de plástico de los que venden en los chinos para colgar las escobas de casa. Tanto boato para unas cosas y tanta cutrería para otras. En fin, nada que nos sorprenda, más bien corrobora el mundo en que vivimos.
