Archivo por meses: marzo 2016

¡Viva la sintaxis!

El señor Antonio, andaluz, trabajador, de derechas y votante del PSOE es con gran probabilidad la persona que elaboró los carteles de las fotos que tomé en algún pueblo andaluz hace un tiempo. Bueno, de él y de bastantes miles de andaluces si a las estadísticas electorales nos remitimos. Por no hacerle el feo he borrado su teléfono y aunque no le hago publicidad, al menos tampoco le vejo.

Quede claro que el verbo «rejar» no existe en el diccionario de la R.A.E., por si algún visitante de estas páginas se lo pregunta. Y luego hay gente que se pregunta que para que sirve la ortografía, la sintaxis y otras macanas que se estudian en la escuela.

La educación ciudadana

Hice esta foto en una tienda de Conil de la frontera (Cádiz), creo recordar. Vista la educación de las gentes que turistean por la costa española (locales y visitantes, no vayan a creer que el pecado es sólo nacional) se vio la propiedad obligada a colocar semejante cartelito. Eso sí, lo mejor es la disculpa implícita en forma de explicación: «para no manchar las prendas».

La penitencia 2.0

Ahora que estamos en fechas penitentes, me vienen ganas de publicar esta foto que hice hace tiempo en la catedral de Cáceres. Vean cómo los fieles del siglo XXI hacen de su capa un sayo y están a dios rogando y con el mazo dando, como se suele decir.
En la foto se ven los bancos calefactados de la antedicha catedral, porque una cosa es sufrir en este valle de lágrimas y otra darle penas a la carne sin necesidad. Para eso está la semana santa, sus cruces, sus cadenas y sus pesares. Los bancos también están iluminados, claro, no sea que la divina luz no sea capaz de llevar clarividencia cuando sea necesario. Una pena que falte el imprescindible acolchado para las rodillas. Luego dirán que los fieles escasean…

Una de paranoias

Es cierto que estamos controlados digitalmente. Lo sabemos ahora que Snowden y otros valientes han arriesgado sus vidas para contarnos la desfachatez de los estados a la hora de mantener a sus ciudadanos en el redil. Y más en días como el de hoy, en que un atentado sirve de justificación a cualquier acto de atropello a las libertades en nombre de la «seguridad». Hasta aquí la parte seria del comentario. O la que no es fácil tomar por el pito de un sereno.

Bajo estas premisas, archiconocidas y ya casi en el olvido, un vecino de Valladolid, concretamente de la calle Industrias, ha estado unos días desplegando unos panfletos hechos a mano, por los parabrisas de algunos coches de la zona. De casualidad me topé con un par de ellos (cada panfleto tenía dos papeles). Lo que es oír campanadas y no saber dónde. Manda güevos, y lo que es peor, no informarse. El caso es que el paisano tiene un batiburrillo mental tipo salpicón, en el que se mezclan sin ton ni son una serie de datos que el piensa reales. La lectura no tiene desperdicio, de verdad, gasten unos minutos de su tiempo en leerlos.

Busco pareja (versión 0.1)

Vean, amigos lectores (y amigas que espero que haya). Se trata hoy de un cartel de un buscador de pareja de nueva generación: el cartel en la calle. Más barato que el de los periódicos, más fácil que en internet. La seguridad es nula porque cualquiera puede «craquear» el sistema con una simple mano y sin conocimientos.

Queda por saber si es efectivo. Me están dando ganas de probarlo. 🙂

 

Gasolinera de transimisión sexual (de la serie «nombres poco afortunados»)

Me encontré en Roca de la Sierra (Badajoz) con una gasolinera de nombre HERPE, S.A. nombre que me hizo gracia, saqué la cámara y traigo foto a ustedes. Está claro que una vez escogido el nombre, y antes de seguir adelante con los trámites legales, viene siendo conveniente mirar un diccionario, hacer búsquedas en la web o ambas cosas. Yo, por los acasos, no me atreví a echar combustible no fuese que el beso del boquerel en el depósito de mi coche fuese a tener consecuencias futuras.

Órdenes son órdenes

Y más si vienen de gente con armas de fuego. Vean este curioso cartel conminatorio en que los que llevan escopeta (useasé cazadores) se arrogan el derecho de caminar por cualquier lado y el resto de pacíficos andarines tenemos que limitarnos a las sendas. La verdad es que tiene güevos la cosa.

El cartel en cuestión está puesto (o firmado) por la Sociedad de cazadores «El cartucho» y se encuentra en unos bellos pinares que hay en Cádiz entre Caños de Meca y Barbate. Esperemos que suba el precio de los cartuchos que será el único modo de que podamos disfrutar del campo sin tener que limitarnos «a los senderos establecidos». Con el desgobierno de Donma no, seguro.

La tontería (by El Acechor)

¡La cantidad de memos que campan por este santo país de anglo-ignorantes e anglo-fascinados! Me llama la atención ver los innúmeros negocios que hacen de los anglicismos la bandera de muestra. Y lo peor es que nadie, nadie, nadie, porcentualmente hablando, es capaz de mantener una simplísima conversación en el idioma que tanto admiran. Es el esnobismo reinante tal que, hasta un bareto de pueblo, cree más «chic» poner en sus carteles algún anglicismo. Muestras podría poner de aquí al (cercano) fin del mundo, pero me bastará con algún botón. El que más abajo ilustra el comentario está hecho en Zaratán (Valladolid) si no recuerdo mal, y es sangrante que tan sólo con el «by» crean que le dan prestigio a su negocio de hostelería. Vamos un bar de pueblo no mejora con una preposición, por mucho que esta fuese en su día usada por Shakespeare.

Tetas en el convento (de la serie «parecido razonable»)

Paseando por Tavira, población de Algarve portugués, encontré este lugar, la Pousada do convento da Graça. Y está franqueada la entrada por una curiosa columna que no quiero dejar de compartir con los lectores asiduos a este sitio.

¿Ven como no hace falta tv para hacer gala del sexo por doquier
¿Sería una herramienta publicitaria antigua o se trata de una moderna interpretación malévola?

Así está la cosa

El Banco Central Europeo bajando los tipos de interés al 0% y la gente buscando chatarra por la calle. Hasta el punto que vemos. Un contenedor cubierto por una lona de rafia que protege al contenedor de obra de convertirse en uno de basura, como suele ocurrir. Y para evitar que que le quiten la tapa en el centro ostenta el cartel «No hay chatarra» esperando que los saqueadores de tumbas respeten los restos arqueológicos del fallecido cuarto de baño. ¡Menos mal que Donma ha arreglado el país, que sino no sabríamos que hacer!