Archivo por meses: septiembre 2016

Entomofagia charra

El propietario del negocio de regalos (uno de ellos) no debe tener tiempo para quitar los bichos del escaparate. Así, la cucharita posa-cucharas o probadora ha quedado con la inscripción muy ad-hoc a los tiempos futuros: los guisos de mamá acabarán siendo de insectos, como ya los asiáticos practican hace tiempo.

La foto procede de una (quizá la única) lectora de este blog a la que agradecemos la aportación. El negocio para vergüenza nuestra, es de un amigo al que hemos recomendado busque un rato para recolectar la bichería y hacer un guiso con ella, aprovechando la idea.

Pobre Chicharrín

Los activistas animalistas charros llevan unos días de campaña, coincidiendo con la llegada y estancia en la ciudad del Circo Holiday. Le van arrancando de cuajo la información añadida a los carteles, como si no supiese ya todo el mundo dónde está el circo y las fechas que permacerá. Pero bueno, es su forma de incordiar a los circenses que, se dice, maltratan mucho a los animales para enseñarles las tonterías que hacen en escena. Se podría alegar que también se maltrata a los niños, como Chicharrín, para que aprendan esas bobadas con las que ganarse los bocadillos, las video-consolas y los teléfonos móviles. Puede que sean maltratadas esas criaturas, coño, pero no tanto como para llamarle animal al pobre Chicharrín que bastante tiene con lo suyo, vista la carita de alegría forzada que el pobre ha puesto para la foto.

Curso de grafitero – Lección 1 – Tu nombre

Vale que seas tan burro como para poner tu propio nombre en la pared. Pase mientras que tu nombre sea tan vulgar como tú que has decidido hacerte grafitero. Pero al menos, pedazo de acémila, escríbelo bien, porque no hay cosa que más denote la ignorancia que no saber escribir el propio nombre, querido Miguel.

La foto está hecha en la calle Gómez Arias de Salamanca.

Otra de italianos

Durante unos días/semanas/meses me tendrán que perdonar los lectores por la inasiduidad de las entradas, me temo. Se debe a unos ligeros cambios de vida que me tienen y tendrán ocupado. No dejaré de recopilar material, sin embargo, o de recuperarlo de la olla del olvido, como es el caso que hoy nos ocupa. Es una especialidad de los italianos venderse bien (que heredaron los argentinos). Y el turismo consiste en venderse, tal y como vimos en la entrada del elefante sardo. Hoy pueden apreciar dos fotos de la taquilla y la  consigna de equipajes de Alghero, en el noroeste de Cerdeña. Vean a la usuaria buscando su equipaje, bajo control digital (useasé a dedo) del funcionario de turno, así como el otro usuario (el que firma estas líneas) que contempla, atónito, la imagen y hace la foto para goce y deleite de ustedes.

Italianadas

Si hay una cosa en que los italianos son especialistas (aparte de la pizza, la pasta, las ropitas, los cochazos…) es en venderse. Vender bien, bien. Deberían hacer una facultad para enseñar al resto de los mortales esos que, valiendo mucho, se venden mal (portugueses, polacos, griegos…) Un ejemplo es el que casi puede ser considerado «el monumento» de Cerdeña: el elefante. Ni siquiera es un elefante y ni siquiera es un monumento, es símplemente una formación natural que recuerda a ese bicho (ya casi extinto). Vean la fila de turistas (el imbécil que escribe entre ellos) que se dan cita para hacer una foto (quizá un selfie) con la piedrita de marras. Impresionante (no la piedra, sino el hecho en sí).