Si es que hay que reconocer que los tontos cuando se empeñan (nos empeñamos) lo somos hasta el límite posible. Vean este bello ejemplo fotografiado en la localidad de Sorihuela (Salamanca) en el que el grafitero se describre en tres palabras. Para quedarse boquiabierto y babeante ante tanta sinceridad. ¡Aprende Donma!
