Una puerta azul de un pueblo. Aparentemente una puerta azul cualquiera de un pueblo cualquiera, en la que la capa de pintura, atacada por los agentes atmosféricos va dejando una leve cantidad de polvo deteriorada en la superficie que es usada por los agentes humanos en sus correrías veraniegas. ¿Que no se ve ni siquiera usando el botón derecho del ratón para ampliar la imagen? Es que no es fácil, por eso, los servicios de retoque fotográfico acechoriles han hecho un tratamiento de la imagen en que mejor se aprecia por ojos neófitos en la fotografía forense. ¿Y qué descubrimos tras esos pasos tan sencillos? Que los chavales de hoy en día, vista la falta de ejército que les obligue y lo obsoleto de «los quintos» (y quintas) han optado por poner sus direcciones de Instagram, vaya ud. a saber si con intención de no olvidarse unos de otros, si con la de convertir la puerta en libreta improvisada, si con la de darse a conocer al mundo… Para esto último no vale mucho, por estar la puerta junto al campo, en la última casa de este pueblito pedrero de una provincia de la periferia.

