Todas las entradas de: El Acechor

Más de candados

Siguiendo la estela de candaditos de «El malvado Margarito», aquí les presento una escena tomada en una de las entradas laterales del jardín botánico de Oporto. Curioso el cartelito que prohibe (ejem) la entrada al público en uno de los accesos laterales. Hay dos fotos para que se pueda apreciar la belleza de la decadencia que tanto atrae en el país vecino. Y luego, a continuación un detalle del «cierre» que -pretendidamente- impide la entrada. Para flipar.

Necesidad urgente de IA

Esta sociedad necesita urgentemente una inyección de inteligencia artificial en vena, ya que la estupidez natural (EN) campa libre por nuestros lares.

Ha llegado a mis oídos -espero que no sea cierto- la siguiente noticia:

Los estudiantes de Salamanca que deben hacer la PAU (Prueba de Acceso a la Uni) han solicitado a los estamentos reguladores de la misma que se coloquen relojes con números (digitales les dicen por lo de los dígitos), ya que hay alumnos que «no saben» leer los relojes con agujas. ¡Y se lo han concedido, joder!

  • ¡Viva la generación milenial!
  • ¡Viva la estupidez generalizada!
  • ¡Viva la falta de esfuerzo!
  • ¡Viva la simpleza!
  • ¡Viva la haraganería!
  • ¡Viva la ignorancia!

Y no sigo porque terminaría diciendo como el tuerto golpista y no quería, de verdad.

Autoexplicativo

Cartel portugués autoexplicativo. No es un insulto, no tiene tintes sexistas. Se trata de un municipio portugués cercano a la frontera salmantina. El indicador de la foto apunta hacia un dolmen visitable que está en el pueblo.

Por cierto, al parecer el nombre (Wikipedia dixit) procede de la derivación del nombre de un árbol de la zona.

Sincretismos

A poco que se rasque en la historia de la religiones modernas se encuentran las capas de anteriores creencias, algunas milenarias, que conforman el conjunto de reglas, costumbres, simbologías y demás parafernalia. Es normal, pues -casi obligado diríamos- que el conjunto se amalgame en los lugares más inesperados, como por ejemplo el escaparate de una tienda. De esas que llamaríamos esotéricas para hacernos entender. La venta de útiles para la práctica de los ritos no se restringe -en muchos casos- a la dominante religión de este-santo-país, la católico-apostólico-romana como les gusta decir a sus acólitos. La libertad de culto ha llegado al negocio, de modo que en muchos lugares encontrarán ustedes vitrinas como la de la foto que -dicho sea de paso- no me acuerdo dónde la hice. Disfruten de la tolerancia mientras dure.

Italianadas

Después de una interesantísima más bien insulsa semana perdida en un evento de emprendimiento pasado en Marbella y tras sufrir los agobios y apretones que todo visitante de estas zonas debe, volvemos al trabajito estúpido.

Esta mochila de fantasía fue fotografiada en Florencia hace algunos años. En los tiempos que corren supongo que se habrán vendido unas cuantas (al menos en Roma) y que algún diseñador ya habrá comenzado a la versión con el nuevo jefe nombrado esta semana, de modo que para el verano que está cerquita se puedan hacer con la última moda actualizada.

Cachondeo

Coger un rotulador, lápiz, tiza, o vaporizador de pintura y arreglar una pintada es un arte. Ojo, arreglar no significa tachar, estropear, ocultar o vandalizar un mensaje. No, se trata de darle un giro convirtiéndolo en algo distinto. A veces hasta divertido, como el ejemplo que les muestro. Un cachondo arregló el cartelito prohibitivo de «No aparcar» y lo convirtión en «No ladrar», juego de palabras que en inglés es fácil (como pueden comprobar), pero no tiene mucho sentido en español. Ahí queda la gracia que fotografié en Irlanda.

Por cierto, la pegatina verde también tiene su gracia. El texto que contiene es «OINK, OINK», onomatopeya autoexplicativa.

¡Voltiazo en toa la boca!

Lo acontecido hoy no es más que la muestra de que vivimos un sueño apoyado en un castillo de naipes. Eventos como este, con origen natural, ocurrirán en el futuro como ya ocurrieron en el pasado (véase el «evento Carrington» de 1859 en este enlace). También pueden ocurrir con origen humano, claro, por fallos en el diseño, como el que aconteció en los EEUU-Canadá en 2003 (véase este enlace). Luego puede ser que se deba -no hay que descartarlo- a una acción humana (recuérdese lo que ocurrió con los buscas explosivos no hace mucho, por poner un ejemplo).
También puede deberse al nivel de chapuza que domina mucha de la obra de este planeta. Ilustra esta reflexión un foto tomada en Irlanda hace siete u ocho años. Por desgracia «ñapas» de estas se ven bastante a menudo si uno -como el escribe- tiene la deformación profesional de ir mirando cables.