Otra perla de Granja de Granadilla (Cáceres). ¿Qué tipo de comportamiento tendrá en materia urbanística este ay-untamiento que en la propia fachada permite esta tropelía? Dejamos a la imaginación del lector la respuesta, en la esperanza de que el lector medio de este blog sea inteligente, imaginativo, y algo combativo aunque sólo sea en forma de indignación vespertina.
He dicho.
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Ñoras, ñores: se abre la temporada
Adoctrinando al pueblo
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Tentación en la estación
La tentación vive en este escaparate junto a la estación de autobuses de Salamanca. Vaya poderío exhibe la maniquí de cara mosquitamuerta, además de la lasciva ropa que anuncia. Dentro de poco habrá que poner control paterno (parental es un horrible anglicismo) en los escaparates. Para que luego digan que el comercio es aburrido…
Lanzarote boys
El pronto (esperemos) emérito alcalde de Salamanca y sus chicos despliegan en esta época una campaña publicitaria destinada a que la gente respete a sus vecinos. A primera vista, todo bien. Cuando se analiza con un mínimo ojo crítico el cartelito anunciador, la cosa cambia. Vean por ustedes mismos los que molestan: jóvenes reunidos en casa, jóvenes con moto, joven tocando la guitarra y un perro ladrador.
Se les olvida que también molestan, y mucho, actividades de las gentes que no se divierten y de las que no son tan jóvenes:
- Las procesiones de cristianos con sus palos y cornetas
- Las putas obras de las empresas de gas, teléfono, internet, luz, agua…
- Los horrísonos conciertos contratados por el ayunta-miento
- Los fantásticos coches que inundan el centro
- Los aparcamientos en construcción
- Los usuarios de terrazas
- Y un largo etcétera
Señores del cabildo: más comedimiento a la hora de juzgar a los demás, que todos-todos-todos producimos ruido aunque sólo sea al ventosear las legumbres de la tierra.
He dicho.
De ilusión también se vive
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(y una lágrima para los que pilló…)
De hombres y dioses
Casi seis siglos de ciencia moderna, más de uno de física cuántica y un par de décadas de internet no han conseguido acabar con la superstición. Para muestra las procesiones que hemos sufrido hace unos días, las romerías de casi cada día y también el coche que les presento. Talimanes ancestrales en un mundo tecno-ilógico.
Publi-pan
El otro día no cabía en mi asombro cuando, al ir a comprar un pan, me lo dieron metidito en una bolsa de papel atascada de publicidad y otras basuras impresas. Resulta que no me van a dejar de meter el ruido del compra-compra ni cuando coja el inocente pan entre mis manos. Ya me mosqueé un día hace unos dos años cuando vi en un surtidos del Carre-ful de Valladolid una maldita pantalla que me iba informando de lo feliz que sería si compraba no sé que producto al compás del llenado de mi depósito y vaciado de mi bolsillo. No solía entrar en esa gasolinera pero juro por San Ubuntu que no vuelvo a pisarla así esté el depósito más seco que las cuentas bancarias del cabildo Valenciano. Al paso que vamos nos pondrán publicidad hasta en la mierda, para que cuando vayamos al servicio alguien pueda sacarnos la pasta también por el culo. ¡Qué asco de sociedad, joder, que nos está convirtiendo en monederos con patas! Menos mal que, por la ley de la compensación estaremos en el momento álgido (espero) de la subida del péndulo y luego tocará una época en que el ruido del los productos no invada nuestras vidas! Ansío que llegue ese momento tanto como que desaparezcan las guerras…
Por cierto, no pierdan la oportunidad de leer los anuncios de la bolsita, que se las traen, y por eso he fotografiado anverso y reverso.
Pais… (acentuado en la a, al estilo Forges)
Sin remedio. En esta perlita capturada en los aledaños del Teatro Calderón de Valladolid (Valla-dolor también llamado) confluyen varias de las más coreadas, vitoreadas y alabadas aficiones de esta tierra: religión y fútbol. El inventor del original engendro ha tenido, eso sí, la precaución de registrar sus «penitentes del fútbol» como «modelo de utilidad», aunando además una nueva tradición venida del otro lado del charco: registrar como propia cualquier ocurrencia y pretender usarla como báculo para la vejez propia y si puede ser de toda la caterva de descendientes hasta el bichozno.
En fín, así nos va como nos va y, lo que es peor, la cosa no tiene visos de cambiar en los próximos cinco o seis siglos (lo menos). Si volviese el tan traído y llevado Xto la emprendería a golpes con esta gentuza que pretende comerciar con estas cosas. Bueno, al menos eso dicen que hizo.
Me quiero imaginar que harán en otro países cuya afición es más al sexo que al fútbol…