Pongamos que cada persona tenga dos amigos a los que aprecie. Y que también tenga dos familiares a los que, del mismo modo, aprecie. Pongamos, además, que tienes otros dos a los que deba favores. Amén de pareja e hijos, pongamos otros tres. Si sumamos lo anterior nos saldrán una media de nueve personas a las que, de un modo u otro, tenemos bajo nuestra protección. Nueve beneficiados de nuestra buena suerte cuando llega. Es un cálculo muy conservador, pero lo usaremos. Pues ahora veamos que según los cálculos en este puto país hay 445568 políticos. A nueve beneficiados por cada uno de ellos sale la friolera de: 4.010.112 bocas que comen de nuestros impuestos de manera descarada. Sin contar con la casa real, la iglesia… tenemos más de cuatro millones de beneficiarios directos de la macrocefálica estructura que hemos creado. Pero de ellos no se habla, porque los culpables son los parados, los pensionistas, los funcionarios, los becarios, los pobres, los quinientoseuristas, los mileuristas.
Esto, en época del infame dictador gallego, se llamaba el cuñadismo. Mal llamado, joder, no hay tantos cuñados. Debemos llamarlo el CHORIZISMO. He visto esta mañana la foto de una pintada que decía que cuanto más pobre el país más ricos hace los chorizos. Y como chorizos buenos, ya se sabe, los ibéricos.
Con las consideraciones anteriores, y a modo de resumen, dejamos en manos de los banqueros la solución a los problemas que toda esta masa de miserables ha creado. ¡Acabemos de una vez con el pueblo, que está sobrando!