Dios y dios, cuatro y dios, seis

Tras la destrucción de los budas en Afganistán hace más de 20 años por «esos salvajes» talibanes que no quieren otro que su dios, podemos vanagloriarnos estos días de que otro autodenominado «pueblo de dios» ha deshecho hoy una mezquita del siglo XIII en Gaza. Hace unos días se cargaron también la única iglesia católica de Gaza, esta no era monumental, pero… ¿Son casualidades o es que el-único-dios-bueno-es-el-mío?

La conclusión, al final, viene siendo que cuando los dioses (creaciones humanas a medida) entran en juego, no hay dios que se salve, perdónese el pobre juego de palabras que más que patético roza lo macabro.

Si a ustedes esto no les parece una estupidez es porque el humo del genocidio (esta vez sin hornos) nos ofusca la vista del nuevo holocausto que, ojalá me equivoque, va a superar al del siglo pasado, perdón, a los del siglo pasado, que fueron varios.

En fin, se sigue matando periodistas no sea que el mundo se vaya a enterar de qué andan haciendo y tomen represalias. Difícil, porque si EEUU vendía petroléo a la alemania nazi, Europa (y no digamos los yanquis) seguirán vendiendo armas a estos nuevos adalides del holocausto. Joder, el negocio es el negocio.

Con razón dice el refrán «no ames a quien amó ni sirvas a quien sirvió», o lo que es lo mismo «teme más a quien más temió».