El propietario del negocio de regalos (uno de ellos) no debe tener tiempo para quitar los bichos del escaparate. Así, la cucharita posa-cucharas o probadora ha quedado con la inscripción muy ad-hoc a los tiempos futuros: los guisos de mamá acabarán siendo de insectos, como ya los asiáticos practican hace tiempo.

La foto procede de una (quizá la única) lectora de este blog a la que agradecemos la aportación. El negocio para vergüenza nuestra, es de un amigo al que hemos recomendado busque un rato para recolectar la bichería y hacer un guiso con ella, aprovechando la idea.