La esperanza nunca debería perderse, ¿verdad?
Así que, ¡FELIZ 2012!
Se muere un dos mil once carilargo
resentido, mohíno y displicente,
huraño chicharrón adoleciente
pesadilla de primas y de embargo.¡Andad con dios!, y erraos bien de largo.
Llevad a vuestro averno deprimente
a todos los mercados que, ruinmente,
aumentaron la carga y aun el cargo.Se avenga en dos mil doce la esperanza,
el desgaire se torne compostura
y los días se vivan con bonanza.¡Bienvenido al sabor de la cordura
asolando la hiel de la asechanza!
¡Que viva la honradez, no el caradura!–Francisco Peña, Alcalá de Henares.