La ley de la compensación

ley-de-la-compensacionEl humano medio que pulula por las calles de este santo país (cada vez menos santo y menos país) es de una estulticia galopante amén de una dejadez pasmosa. En el escaparate que capté para ustedes con la cámara había dos faltas de ortografía garrafales. La una, ALOGENO sin hache, referida sin lugar a dudas a HALOGENO. Seguro que si el señor hubiese leído la referencia interna de la cajita no habría puesto esta salvajada. Pero la otra HAGUA así, como suena con H, es de imbéciles profundos, coño. Sin embargo se compensan como mi amigo Chus diría, por la Ley de la compensación.
Y ya que estamos, me acuerdo de una historia que me contó Carmen que tenía que ver con haches también. El panadero de su pueblo encargó digamos (por poner un número) 10.000 bolsas de plástico para sus productos. Cuando llegó el pedido, su hija, se dio cuenta de que las bestias pardas de la fábrica de bolsas habían puesto entre los ingredientes ARINA. Se lo dice al flamante titular del negocio, osease, su padre, para que las devolviese dada la hiriente falta. El padre mira la bolsa, mira a su hija y dice: total, no las vas a devolver sólo por una letra. Real como la vida misma, iluminador cual foco ALOGENO y prístino como el HAGUA.

Buenas noches.