Las indulgencias del siglo XXI

monreale-bulaLa historia de la iglesia católica está preñada de monedas desde la misma vida de Jesucristo. Según los evangelios fue vendido por 30 monedas. Luego parece que les gustó la idea de vender cosas y gentes, de modo que se inventaron las bulas e indulgencias y las usaron para enriquecerse hasta el hastío. El hastío se llamó Lutero, un tipo con bastante vergüenza, que, indignado, provocó un cisma del que todavía anda queriéndose recuperar la catolico-apostolico-romana. En esta indignante visita del lider de dicha secta, el autodenominado infalible papa, las autoridades de los diferentes lugares del país han lavado sus calzoncillos, recortado sus uñarras y desempolvado sus escapularios con el objeto de obtener favores del que piensan representante de su dios en la tierra. Y quieren obtener bulas y bendiciones a costa de lo que sea, quiero decir, de pasta. Sobre todo pasta pública. Este país anda sobrado de ella, de ladrillos y de cerdos. Y por eso nos podemos permitir el lujo de pagar la fiesta de esta gente que viene en alegres algaradas a poner a escurrir a la parte de la población que no les aguanta, a chupar del erario, a molestar. Y les abrimos cualquier espacio público para que duerman gratis mientras echamos a palos a los ciudadanos que molestan (15M). Y les bajamos el transporte publico un 80% mientras que lo subimos un 50% a los currantes de a pie. Y les protegemos sus peroratas, les abrimos las calles a su procesiones y les ocultamos sus delitos mientras ellos desde el púlpito de los templos mantenidos con dinero público ponen a bajar de un burro a los laicos del país. Y les permitimos que laven los cerebros de nuestros tiernos infantes con mitologías milenarias, que envenenen la convivencia, que defrauden al fisco.

No entiendo porque no se pueden quedar estas cosas en el dominio de lo privado. Es que este país, permítanme que termine el cabreo y perorata, es la ostia.

Foto: Bula de Domenico Benedetto Balsamo en que se dan 40 días de indulgencia al que rece unas plegarias. Barata indulgencia, por dios. Es del monasterio de Monreale (Sicilia). Nótese que el lugar donde estaba la venerada virgen ahora tiene como destino el almacén de pinganillos explicativos del monasterio que se obtienen, claro, previo pago. SCV (iniciales del Stato della Città del Vaticano) que otros interpretan como Si Cristo Volviese: se liaba a latigazos. No sería la primera vez. Igual esta vez el pobre no encontraba a nadie vendiendo cosas ni mercando en el templo. JA.