Maldita hemeroteca

Si hay algo que no nos gusta es que nos recuerden nuestras salidas de tono, esas bobadas que todo bocazas que se precie -me incluyo- suelta de vez en cuando. Y es que, con el tiempo, resulta evidente aquello de que «el hombre -y la mujer- nace pirómano y muere bombero». Hablando en plata, que es mejor pensar lo que se dice no sea que luego nos arrepintamos. En palabras de la señora esposa de El malvado Margarito: «la boca es lo más castigao».

Vean ustedes qué cosas decía Guillermo Puertas (Bill Gates) en 1986, en el libro «PROGRAMADORES EN ACCIÓN» de Susan Lammers publicado en España por Anaya Mulimedia.

Hoy los programas engordan demasiado; los adornos y perfeccionamientos tienden a hacer más lento el programa, porque la gente introduce comprobaciones especiales. Cuando quieren añadir alguna característica nueva, se atascan en estas comprobaciones sin pensar hasta qué punto pueden hacer más lento el programa.

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Esto fue antes de ese gran drama Guarrindous, perdón Windows, en sus sabores 3, 95, 98 y un largo etcétera. Sálvose (+ o -) el 2000 y el XP. Pero sigamos, sigamos. Añade el entonces jovencito altruista y desinteresado:

No hay ningún programador que se quede sentado diciéndose : «Voy a hacer un montón de dinero», ni «voy a vender cien mil ejemplares». […] Un gran programador está pensando […] ¿Debería hacer este programa un diez por ciento más rápido? […] Por eso es por lo que hay que tener un juicio tan fino, y estar dispuesto a volver atrás y cambiar cosas.

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Es verdad, no estaba pensando en vender 100.000 ejemplares, sino en los 800.000.000 (o sea 800 millones) de usuarios que Windows 10 tiene en la actualidad, según este artículo.

Los peores programas son aquellos donde los programadores que realizaron el trabajo original no establecieron una base sólida, y luego no intervienen en el programa en el futuro. El trabajo en esos programas llega al punto que yo llamo «programación experimental». Los programadores entienden tan poco esos programas, que no pueden comprender en qué forma afectarán los cambios a la velocidad, por ejemplo. Podrían generar código ya existente, o podrían no comprender qué dependencias se van a interrumpir si cambian algo. De modo que agregan código nuevo y luego lo ejecutan, y se dicen: «Vaya, mira, no funciona de esa manera». Esta es una forma muy ineficiente de trabajar en un programa, pero son muchos los proyectos que terminan exactamente así.

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Uno de esos proyectos, el propio Guarrindous, perdón, Microsoft Windows. Parce que cuando se trabaja de este modo, y créanme, se sigue trabajando así, pasan cosas como que tras sacar al mercado un producto inmaduro, con pocas revisiones, apretados por la presión de los plazos, resulta que tiene más agujeros que un colador. No pasa nada, hacemos unas actualizaciones de seguridad siguiendo los mismos patrones y, tachaaaaaan, las actualizaciones fallan aún más que la chapuza original. Tal y como el fundador y presidente de Microsoft pronosticaba en el 86.

Luego llega la realidad, pasa el tiempo y resulta que quedas como un bocazas porque no es capaz de hacer que su empresa funcione como él piensa (o dice que piensa). La realidad, amiguetes, es muy tozuda y nos hace estas putadas. Las hemerotecas -las diosas las bendigan- sirven para rebozarnos en los hocicos la dosis de estulticia y prepotencia que todos albergamos en nuestras mentes.

Espero que algún día nadie me tenga que someter a estas vergüenzas.