Tiempos modernos

Cambia la tecnología pero la sociedad sigue igual. La evolución es, a menudo, si no inexistente de una mudanza casi geológica (véase el caso del derecho romano). O este otro más de andar por casa, por el pueblo. La pena es que no me acuerdo del lugar donde pillé esta perlita en la que hay una pintada en la iglesia prohibiendo los juegos y atar caballerías a la verja. Al lado, clavada en el pobre plátano una señal de prohibido aparcar caballerías modernas motos. Ya no se dice nada de los juegos, claro, los niños de ahora solo juegan virtualmente en sus telefoninos, la nueva religión que nos subyuga.

Formación e información

Este emprendedor portuense (useasé de Oporto, Portugal) no debía conocer la cinta precinto transparente o tenía tanta prisa por hacer tangible su idea de cartel que no pudo esperar a acercarse a la «loja de conveniença» más cercana a pillar un rollo de tal invento. Por ello la magnífica idea de un anuncio gigante acabó en esto que puede apreciarse en la foto. Con razón dicen que la (in)formación es poder, en este caso poder hacer bien las cosas. Aducirá, sin embargo, el abnegado asistente a estas páginas que si así hubiese hecho no estaría aquí y ahora a recibir publicidad gratuita. Y razón no le faltará.

Ocho apellidos españoles

Desde hace algún tiempo, han ido apareciendo en este país, Ejpaña, ciudadanos que portando en su DNI apellidos tales como: Smith, de Meer, Ndongo, Frings, Tertsch, Vaz da Conceição… pretenden arrogarse la capacidad de decidir quienes pueden ser considerados ciudadanos españoles de pleno derecho y quienes no.

Y resulta curioso, muy curioso.

PD: para poder comprender un poco el porqué de tamañas ideas o pretensiones, podría bastar con buscar y leer, en fuentes públicas, quienes son/fueron algunos de los ancestros de estos ejemplares ciudadanos mencionados anteriormente.

Comer o no comer…

Este título tuvo una exposición en el museo de arte contemporáneo de Salamanca hace un cuartito de siglo ya. Una colección de objetos -artísticos incluso alguno de ellos- que resultaba insultante bajo cierto punto de vista, pero no va de eso este comentario, no.

Es que el otro día un tipo se comió un plátano o banana (no sabemos bien) que vale la friolera según última cotización de más de seis millones de euros. Se trata de una controvertida obra de arte que el otro día sufrió un «ataque» que hasta me gustaría intentar. Lean la noticia en su página original aquí o en la captura de pantalla que hice porque de la nube me voy fiando más bien poco.

Esperemos que al pobre ser hambriento (de notoriedad sobre todo) no le hayan cobrado más el valor material de la fruta, la cinta adhesiva y unos minutos de trabajo de los curadores del museo, porque como le cobre lo que valió está más que jodido.

Una colilla

Una colilla de un cigarrillo tirada en el suelo.

Esta imagen tan (casi) socialmente aceptada es tremendamente común en la vía pública de nuestras ciudades y de nuestros pueblos.
Esta imagen, que ya es incluso habitual en medios naturales, indigna y enciende a partes iguales. Enciende figuradamente y, en ocasiones, enciende literalmente nuestros campos y nuestros bosques.

La imagen, de esta colilla en particular, fue captada hace unos días (julio de 2025) en la costa de Lugo, en concreto en nuestra Playa de las Catedrales.

Todas las adicciones, ya se sabe, no suelen ser buenas y tienden a difuminar la capacidad de raciocinio pero, señoras y señores fumadores: su generalizada y habitual falta de educación, empatía, respeto y civismo ha alcanzado ya unas cotas que empiezan a resultar muy dolorosas.

Hasta en la puta sopa

La manía del lenguaje inclusivo llega hasta límites insospechados. Vean el cartelito escrito en «fala» que encontré hace tiempo en San Martín de Trevejo. Uno/a empieza a estar hasta las trenzas de que se meta con calzador la idea de que cambiando el lenguaje va a cambiar la sociedad. No queriditos/as amigos/as, no. Es la sociedad la que crea la lengua y no al revés, cosa que hay gentes que no comprenden a pesar de ser de letras (dicen). Quizá porque faltaron a clase el día que explicaron la «falacia del modus ponens» que antes se daba en Filosofía cuando uno/a era joven/a (antes de decantarse por las ciencias, técnicas más bien). O a lo mejor es que con los nuevos planes de estudios estas partes absurdas del conocimiento humano ya no tengan cabida. Total, ¿para qué voy a andar estudiando cosas que la IA hace muy bien por mí? Recomiendo que busquen más información sobre este tema (farragoso quizá para las mentes tik-tok actuales) pero interesante ya desde hace milenios. Busquen por su cuenta porque la intención de este blog no es la didáctica a pesar de que a veces a uno/a le salga la vena de profesor/a, función que ejerció en ciertos momentos de su vida anterior.

Resumen: que bueno, que total qué más da lo que ponga mientras todo quede políticamente correcto: en la lengua de la zona, con los cánones del tiempo, así todos/as contentos/as.