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Arquitectura para perros, hay que joderse.
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Impresionante la cantidad de bandazos y gilipolleces que se le puede ocurrir a este des-gobierno. La penúltima, la venta de papeles de residencia. Vean la noticia comentada por los suyos y por otros.
Al fin y al cabo el negocio es el negocio venga la puta pasta de donde venga y traiga las consecuencias que sean. Si cuando decíamos que estos iban a dejar corto a ZP no andábamos muy descaminados.
A pueblos como este del vídeo corresponden gobiernos como el que tenemos.
No parece que haya cosa más imbécil que amenazar nuestro sustento. Bueno, quien así lo persigue quizá quiere que nos comamos el plástico que tan felices nos hace. El capitalismo salvaje que vivimos acabará con todos nosotros antes de lo que pensamos. Vean, por ejemplo, este artículo en que se narra la más que probable desaparición de uno de los alimentos más extendidos en ciertas zonas del mundo: el maíz.
Espeluznante…
Unos paisanos sorianos hace un lustro, nos ilustran con su sabiduría popular. Y nuestros políticos no lo veían porque España iba bien. ¡Manda cojones!
Dicho en palabras de una del PP:
Este referéndum, si en algún momento se lleva a cabo, tendrá o no valor legal. Pero cacarear que una consulta popular es antidemocrática es como para encerrar a la gallina y tirar las llaves.
Ya saben, estos descendientes directos del Paquito tienen un curioso concepto de la Democracia, que me recuerda mucho mucho a la Ley del embudo.
Un chiste, ya bastante viejo, de Miguel Gila. Perfectamente actual, por otra parte.
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Tengo la extraña sensación de que nos están vacilando, que son imbéciles o que nosotros somos imbéciles. Puede que las tres cosas al mismo tiempo. Si no, que alguien me explique porqué la Señá Botella, a la sazón alcaldesa de Madrid, esposa del Ansar neoliberal de pura cepa, ha firmado contra la privatización del Hospital de la Princesa. La pobre no sabía que lo iban a cerrar, ¡cuitada!
Me llega por correo-e este chascarrillo:
Y razón no le falta.
Ahora ya, casi irremisiblemente, nuestro planeta está condenado a sucumbir bajo el peso de nuestra basura. No hay motivos para el optimismo, señores lectores.
Sin embargo, queda siempre la esperanza de poder empezar a contaminar de nuevo en otro lugar. La nueva América, iTierra, será de diseño y la podremos colonizar, esclavizar, destruir para seguir con el frenético ritmo de consumismo y estupidez. Ya se ha descubierto, ahora sólo queda fabricar unas iNavesespaciales de diseño que nos lleven allá y en dos o tres generaciones podremos estar allá llenándolo todo de nuestra mierda. Seguro que el tío Punset, ciego tecnócrata donde los haya, ya estará clonado para entonces y podrá darle el tostón a los habitantes de allá.