Pazztelón

Ayer por la tarde, a eso de las ocho y media, recibo en mi casa una llamada de teléfono de unas hermanitas de la caridad, las de la congregación que se hace llamar Pazztel: sí, esas de aquella letanía… «que son 20 pegas, a ver si te enteras».

El caso es que esta llamada resultó ser muy curiosa por varios motivos, a saber

  • En lugar de aparecer como origen de la llamada un nº oculto como suele ser habitual, apareció el nº 00541146703XXX.
  • La operadora que se dirigió a mi, de nombre Margarita, en un inicialmente delicioso tono porteño, me aseguró que llamaba desde Madrid (España): en mi pueblo, 00 indica una llamada internacional, 54 indica Argentina y el 1 indica Buenos Aires.
  • Al insistir sobre el origen de la llamada, Margarita mantiene que es Madrid (en este momento ya empezaba a cambiar el tono de su voz).
  • Mi respuesta fue del estilo: señorita, algo conozco sobre el tema y no me está llamando desde Madrid…
  • La última respuesta de Margarita, ya en un tono más que descortés, fue un ejemplo de no saber hacer ante un potencial cliente: «si usted sabe tanto, para que pregunta». ¡Y COLGO!
  • Pero lo mejor, con diferencia, de todo es que en enero del año 2006 envié a los señores de Pazztel un burofax en el que les pedía (amparándome en la vigente ley de protección de datos) que me diesen de baja en todos sus ficheros (y no, no piensen ustedes que esto me ocurre porque soy o he sido en algún momento cliente de estos personajes: jamás he tenido relación comercial alguna con esta empresa tan petarda).

¿Estarán estos señores pidiendo a gritos que se les demande?

Veremos lo que opina la Agencia de Protección de Datos