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Época de ahorro

Iba hace unos meses de lo que un amigo (hoy volatilizado en el auto-olvido) llamaba «patrulla marciana», a saber, meterse por caminos desconocidos sin más elemento de orientación que la curiosidad y sin más prisa que la que el gusanillo pudiese marcar. Llegué por una carreterucas a un villorio y, saliendo de él, encontré lo que pensé que se trataba de una broma, un cartel que obligaba a ir a 3. Luego otro, que obligaba a ir a 0 cosa que claramente no respeté.

Tras un ratillo, encontré otro, que me lanzó mis malos pensamientos y/o mi ingenuidad por tierra. Claro.

Añadiré, en aras de la curiosidad ajena, que fue en la provincia de Salamanca. Y si alguien quiere más detalles, que los pida.

El abandono italiano

Continuando con la serie de Italia, tomada hace unos meses en Sicilia, vean la muestra de lo que es capaz el abandono. Las dos fotografías están tomadas en lugares distintos (Palermo y Catania, si mal no recuerdo) y evidencian la falta de cuidado de algo tan simple y barato como un trozo de tela. En subsiguientes entregas podremos ver muchas otras lindezas.

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Italianadas

He prometido una serie italiana y empiezo con ella. Fotografía tomada en Palermo hace un par de meses. (¡Ah!, vacaciones ¿dónde estaréis?). Es una muestra de arte moderno (contemporáneo, quizá) que se repite en muchas ciudades. No lleva firma, de modo que el artista no pasará a la historia, no podrá cobrar derechos de autor y no verá su nombre en letras de neón. Vamos, igual que los de las cuevas de Altamira. Creo que en el tiempo se perdieron las altas miras.

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Pregunta: ¿Qué fue de la escuela de artistas que el renacimiento dio a luz?

De la serie «nombres afortunados»

calle-asientoSe encuentra esta «Calle del Asiento» en la ciudad de Estremoz (Portugal). Por lo visto algún vecino avispado ha creído necesario ilustrar el nombre de la calle, ya perdido en el olvido, con el añadido que se puede apreciar en la foto: un asiento de wc. Sin duda resulta afortunada la coincidencia provocada por el abandono de la zona donde se encuentra la calle, junto al castillo que además es sede del equivalente portugués a los paradores (una pousada).