No me acuerdo muy bien del lugar donde tomé la foto, pero juraría que estaba todo bastante desangelado, tanto como el abandono que la señal del primer término nos hace imaginar. El cartelito tiene su guasa, puesto que es difícil imaginarse al campista llegando tarde y cansado al lugar y encontrarse con el cartel si es que tiene la suerte de verlo, porque la iluminación como también se aprecia en la foto es de lo más ecológico (o sea, solar-lunar). Y ponte a buscar como un tonto al autor del rótulo para poder pernoctar en condiciones siquiera una noche. Vamos, de estas cosas que en el país encontramos que nos hacen reflexionar sobre la estulticia reinante, sobre la paupérrima cantidad de tiempo que la gente dedica a pensar en otra cosa que no sea el puto fútbol, en el mejor de los casos, puesto que otros sólo piensan en la vida del más allá en lugar de andar mejorando un poco el valle de lágrimas en que llevamos paso de convertir este planeta-basura.