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Ay, el Miguel

Miguel, pase que no sepas ortografía, pero al menos activa el corrector del procesador de texto o programa de diseño. Si es que no hay perdón, no lo hay. Y para la chapuza del .com .es tampoco porque uno empieza a pensar que si en tu casa con tus carteles no tienes cuidado qué harás en casa ajena con muebles ajenos. ¿Te das cuenta de que la chapuza es contagiosa, leñe?

Foto hecha en Valladolid, calle Arcas reales si no me acuerdo mal, ayer mismo.

Declaración de deseos e ilusiones

Foto de el cristal del colegio de agentes comerciales de Salamanca, calle Miñagustín. Vean la fantasmada que plantea que no es sino el deseo de monopolizar toda actividad para, quizá, lucrarse. Digo quizá porque puede que se trate de una nueva ONG cuyos ingresos se dedican a mitigar las diferencias de clase en el mundo.

Viajar para ver y ver para creer

Encontré en Mirandela (Portugal), una zapatería que me llamó la atención por lo de «Se vende zapatos para pies diabéticos». Le hice una foto y luego indagé por ahí el asunto, desconfiado que es uno. Resulta que sí, que hay una cosa llamada pié diabético. No sé cómo serán esos zapatitos, sin embargo, haber necesidad háyla. Como dice uno que cito a menudo «el mundo es fractal».

¡La televisión es nutritiva!

Vean los pollos felices de esta tienda de Fregenal de la sierra (Badajoz) cómo se lo pasan viendo su futuro por una televisión nutritiva como aquella que el Aviador DRO y sus obreros especializados nos regalaban en 1982. Así somos los humanos, el morbazo de ver a nuestros congéneres descabezados, destripados, asados y en programas en vivo y en directo, de rabiosa actualidad, oseasé esa telebasuras llamada «reality show» con que las cadenas envenenan, perdón, alimentan a sus teleimbéciles, perdón, teleespectadores.

La ignorancia campante

Es notoria la ignorancia que campa a sus anchas en nuestra sociedad. Sí, en esa sociedad (en la que no conocer los nombres de los jugadores de fútbol, de concursantes de programas de tv o de famosetes de tres al cuarto) es en la que vivimos. Vean el ejemplo de la foto.

Se trata de una tienda de Valladolid (cerrada hace unos meses) que vendía todo tipo de artículos de regalo baratuchos para gente tipo lectores de «El jueves». La propiedad de la tienda (esos emprendedores de hace 30 años) consideró que estar en las redes sociales le daría prestigio, e incrementaría sus ventas con la notoriedad adquirida. Eso sí, alguien debió hacerle el trabajo informático porque no sabía ni cómo se escribía el nombre de la red en la que estaba incluído. A las pruebas me remito. Bueno, y ya que estaba escribiendo un cartelito y le sobraba espacio pues añadió un «Regalos Tijeras» que no se sabe muy bien a qué se refiere, si que hay tijeras para regalo, si a que regala tijeras o que además estar en «Feisbu» hay regalos y tijeras.

A saber, y ya no le puedo preguntar porque ha pasado a la parte «activa» de la sociedad: la que cobra la magra pensión de toda una vida de trabajo y la pule con los hijos y nietos a los que esa misma sociedad margina y aparta a un lado. Y «Feisbu» amiguetes, no nos salvará de eso salvo que cambien muuuuuuucho las cosas.

La imaginación a la pared (de la serie «soluciones de bajo coste»)

Vean a lo que llega la imaginación, la falta de recursos, las prohibiciones vecinales o lo que sea. El hecho que haya provocado que estos señores hagan el anuncio de sus servicios en cinta de carrocero (o de pintor), me parece bastante simpática. Me parece que la foto la hice en Cádiz, pero no lo aseguro. Si usan el botón del ratón derecho podrán apreciarla en todo su esplendor.

Imperdonables: la bobada de poner ciertas cosas en inglés (mal alguna de ellas, claro), de poner «french» en lugar de fráncés, «alaman» en lugar de alemán, o inglés en lugar de «english». Se supone que va a aprender el que no sabe ¿no? Bueno, y la mezcla de días de la semana, lo de la marquitis de bolsos al final… No se puede tener todo en esta vida.

¡Viva la sintaxis!

El señor Antonio, andaluz, trabajador, de derechas y votante del PSOE es con gran probabilidad la persona que elaboró los carteles de las fotos que tomé en algún pueblo andaluz hace un tiempo. Bueno, de él y de bastantes miles de andaluces si a las estadísticas electorales nos remitimos. Por no hacerle el feo he borrado su teléfono y aunque no le hago publicidad, al menos tampoco le vejo.

Quede claro que el verbo «rejar» no existe en el diccionario de la R.A.E., por si algún visitante de estas páginas se lo pregunta. Y luego hay gente que se pregunta que para que sirve la ortografía, la sintaxis y otras macanas que se estudian en la escuela.

Busco pareja (versión 0.1)

Vean, amigos lectores (y amigas que espero que haya). Se trata hoy de un cartel de un buscador de pareja de nueva generación: el cartel en la calle. Más barato que el de los periódicos, más fácil que en internet. La seguridad es nula porque cualquiera puede «craquear» el sistema con una simple mano y sin conocimientos.

Queda por saber si es efectivo. Me están dando ganas de probarlo. 🙂