Lo primero pedir disculpas porque la pano 360º grados que anunciaba ayer no está aún disponible. Cosas que pasan. Se puede ver en este enlace.
Y ahora vamos con lo de hoy. Esta fotografía de la serie fue tomada en la playa de Nazaré (Portugal). Los pescados se ponen al sol para que se sequen en esta zona de la playa, aunque en el momento de toma de la instantánea, por la tarde, no había ningún trabajador cerca. Como se puede apreciar el arte de reciclaje es independiente de las fronteras.
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Italianadas
He prometido una serie italiana y empiezo con ella. Fotografía tomada en Palermo hace un par de meses. (¡Ah!, vacaciones ¿dónde estaréis?). Es una muestra de arte moderno (contemporáneo, quizá) que se repite en muchas ciudades. No lleva firma, de modo que el artista no pasará a la historia, no podrá cobrar derechos de autor y no verá su nombre en letras de neón. Vamos, igual que los de las cuevas de Altamira. Creo que en el tiempo se perdieron las altas miras.
Pregunta: ¿Qué fue de la escuela de artistas que el renacimiento dio a luz?
Nueva entrega de la serie «Esculturas campestres»
De la serie «esculturas campestres»
Bueno, esta más bien corresponde a una instalación. La foto está tomada en la orilla del Tormes, en Salamanca, en 1994. «El suicidio del tullido» se podría denominar. Nadie podía pensar en aquellos tiempos que la crisis iba a dejar a muchas personas sin cobrar unas subvenciones necesarias (limosnas estatales, al fin y al cabo) mientras que se siguen regalando miles de millones de euros a la iglesia por adocenar ciudadanos y al ejércitos por masacrarlo en otros países. Mucho, mucho, tiene que cambiar este puto mundo en el que algunos iluminados clasistas y belicistas dicen que «ser de izquierdas es una pérdida de tiempo».
De la serie «Esculturas campestres»
Bueno, casi se trata esta vez de una campestre. En realidad al borde del campo, a la salida del San Cebrián de Mazote (Valladolid) que posee una de las joyas del mozárabe español. Un servidor, por razones no pertinentes en estas estúpidas páginas, le llama al pueblo «San Cebrián de los zotes» por alguna característica un tanto medieval o incluso arcaica de sus gentes.
Pero bueno, a lo nuestro, que es el arte campestre. El paisano autor de estas maravillas debería estar en un museo de arte contemporáneo, en la modalidad macabro-festiva. Gocen de sus obras…
Esculturas campestres
Esta serie iniciada hace pocos días hace años que tiene cabida en mi disco duro. La fotografía que ilustra el comentario está tomada en 2007 en pleno campo charro, cerca de Ledesma si no recuerdo mal. Para que luego digan que nuestros políticos no tienen imaginación, que no invierten en I+D+I, que no se preocupan del campo, que no hay comodidades en la ganadería, que no es un sector limpio… O igual simplemente se trata de una instalación que te cagas.
En fin, se podría seguir sacando punta a tan magnífica idea, pero dejo a la imaginación de nuestros mudos lectores la confección de explicaciones del invento. No es necesario que hagan el esfuerzo de escribir comentarios, basta con el respetuoso silencio que hace que estos comentarios parezcan pŕedica en desierto.
No, no está hecha en Morille (Salamanca) por mucho que se quieran arrogar de modernidad estas gentes del adobe y el heno. Ojo, que la intención artística del pueblo me parece encomiable. Otra cosa es la consecución de la misma que recae, como es habitual, en memeces postmodernas carentes de técnica, calidad y muchas veces de trasfondo.
Hasta otro rato.
Extrañas esculturas por los campos del país
No hace mucho me encontré con este engendro escultórico en un campo. No me acuerdo en qué pueblo, pero tampoco viene al caso. Tengo más fotos de estas obras de arte popular con las que les ire deleitando en subsiguientes entradas. Tienen como notas comunes una ausencia total de pudor, un aprovechamiento de restos de todo tipo, lo chapuzas de la realización y, cómo no, la tremenda originalidad. Vamos, que podrían estar colgadas en cualquier museo de espantajos contemporáneos o en los puestos que organizan en las ferias (algunas bien renombradas) de dichas chorradas. Todo es la firma, se lo aseguro.
Como demostración de la estupidez intrínseca que nos anega las mentes, puede visitarse estos días en la sala de exposiciones de «Las francesas» (Valladolid) una exposición de basuras reunidas con mimo por algún memo amante de la mediocridad más insultante. Se llama la exposición «Icons of video art» que en román paladino quiere decir «Iconos del video arte». Reúne la muestra una serie de televisores colocados en vertical, y horizontal de dimensiones bastante tremendas. En ellos se proyectan chorradas tales como: un tipo pintándose las manos con rotulador negro, las bragas de una tenista en picado tremendo, una tipa hablando a la cámara, gente paseando entre un monumento, animaciones informatizadas de baja calidad o una pareja cuasi-inmóvil en una cama. Tal colección de sinsentidos, de procacidades, de nimiedades, de insultos a la inteligencia y al buen gusto que denotan que los críticos están enfermos y admiran a cualquier mamarracho que denote originalidad, que es, con la desfachatez uno de los atributos comunes de estos engendros. Arte, señores y señoras, que viene fomentado y pagado por las instituciones que, plagadas de estas mentes, financiamos con nuestro dinero.
El museo de los horrores Vostell, en Malpartida de Cáceres, el Musac de León, el DA2 de Salamanca, el patio Herreriano de Valladolid y un sinfín de entidades, salas, lugares y espacios llenos de espantos que, para mi, no tienen mayor valor que esculturas (¿debería decir instalaciones?) que ilustran este largo y envenenado comentario. Dicho sea todo esto con el mismo respeto que nos tienen los dichos artihtah > ninguno.
El traje nuevo del rey, estimados y desconocidos lectores. ¡Larga vida al mamarracho! (No el ciudadano Borbón, no vayan a malinterpretarme, hablo del popular cuento de Andersen)
Víctor y Elzbieta
Bienvenidos queridos lectores al mundo de este español y su pareja polaca (a juzgar por las banderas). No dejen de quedarse estupefactos ante la magna obra escultórica y poética (con auto-iluminación nocturna). Pueden disfrutar de ella yendo a Matalascañas (Huelva). No hace falta poner la dirección porque me imagino que todos los vecinos la conocerán, sobre todo los que viven cerca y sufren los encendidos automáticos de la luz cuando un paisano acierta a pasar por allí. ¡Menuda manera más estúpida de gastar o más bien despilfarrar energía!
¡Más madera, es la guerra!
Hace mucho tiempo que ya no compro contenidos audiovisuales…
¡PORQUE HAY MOTIVO!
Como buen propósito para el nuevo año, y con mayor motivo que en otras ocasiones: intentaré por todos los medios a mi alcance no comprar soportes cargados con el impuesto revolucionario de la ZGAE. Intentaré hacer mis compras en la red, lo más lejos posible de ciertos piratas…