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La puerta traidora

En la secuencia de fotos de más abajo se puede observar la puerta de entrada al campanario de la iglesia de San Martín de Trevejo, en Cáceres. Pueblo bien bello que merece varias visitas, en las que además se puede escuchar una variedad lingüística curiosa (la fala). Pero no es de idiomas de lo que va este comentario, sino de la puerta citada. Probablemente la construcción de la arcada fue posterior a la de la torre, pero también se puede pensar al contrario, y que la causa del tamaño de la puerta era como elemento de control del tamaño del sacristán (o monaguillo, no estoy muy puesto en estos temas). Recuerdo haber leído que la entrada al refectorio de un convento esa estrecha a propósito para evitar que los frailes subiesen de peso o, en ese caso, obligarles a bajarlo.

Sencillez ante todo (de la serie «Señalética avanzada»)

Este rótulo que nos invita a mirar hacia arriba está en Penha Garcia un pueblo portugués cercano a la frontera española de Cáceres. Vean como con pocos recursos, algo de imaginación y sobre todo ausencia de vergüenza se consigue informar al turista visitante de los fósiles que las piedras contienen. Está hecho antes de la crisis, claro, y además no parece que la burbuja de modernidad y despilfarro pasase por allí. Afortunadamente.

La penitencia 2.0

Ahora que estamos en fechas penitentes, me vienen ganas de publicar esta foto que hice hace tiempo en la catedral de Cáceres. Vean cómo los fieles del siglo XXI hacen de su capa un sayo y están a dios rogando y con el mazo dando, como se suele decir.
En la foto se ven los bancos calefactados de la antedicha catedral, porque una cosa es sufrir en este valle de lágrimas y otra darle penas a la carne sin necesidad. Para eso está la semana santa, sus cruces, sus cadenas y sus pesares. Los bancos también están iluminados, claro, no sea que la divina luz no sea capaz de llevar clarividencia cuando sea necesario. Una pena que falte el imprescindible acolchado para las rodillas. Luego dirán que los fieles escasean…

De la serie nombres poco afortunados

Para quitar un poco de hierro a estas páginas que, en los últimos días no tienen más que cosas que maldita la gracia que hacen, les dejo con la tienda de artículos de bebé «El buen descanso» de Plasencia (Cáceres). No me negarán que como nombre de colchonería, motel, balneario, o incluso funeraria el nombre estaría bien. Bueno, al fin y al cabo los bebés van pasando por todos esos estadios a lo largo de su vida, y en general por ese mismo orden, de modo que el avispado comerciante sólo tendrá que ir cambiando el tipo de negocio sin gastos en la mudanza de nombre.