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La nueva España

No se trata de lo que en tiempos de la así llamada «conquista» de América fue denominado la nueva España. Se trata de la visión que en-estos-dias-tan-señalados (aniversario del golpe de estado de 1936) tengo de lo que fue el país en los casi 40 años de dictadura. Bueno y de la visión que, a día de hoy el país continúa a ser, una gran decadencia adornada con banderitas.

Una de las fotos está hecha en Medina de Rioseco (Valladolid), en la calle Román Martín, y la otra, la foto de la nueva España, en San Fernando (Cádiz). Nótese que el pibe lleva el DNI de la mano (usad el botón derecho para aumentar la foto. Bien cierto es que cualquiera (o cualquiese) de las dos se podrían tomar en miles de sitios de la geografía Ñá (véase esta entrada para la explicación de Ñá).

Atûn sobre atún

Un grafitero al que le he visto muchas obras en Salamanca y alrededores es un tal ATÛN, y suele tener pintadas con un tal MEAS y con un tal DONK. Quizá hasta se trata de la misma persona. El caso es que me he encontrado en Conil de la Frontera esta curisosa pintadita suya hecha sobre una escultura de un atún que hay en una fuente junto a la puerta de la villa. ¿Será el tal Atûn conilense de origen y de ahí su seudónimo grafitero? Hay grandes posibilidades ¿no?

Picarescas 2.0

Ya en el siglo de oro la picaresca campaba a sus anchas, como nos relataron Cervantes, Quevedo, Mateo Alemán, El lazarillo, etc. Pero es que en esta piel de toro los tiempos pocas veces han sido, para el pueblo llano, de jamón y cochazos. Lo normal es la crisis, esa que se ha enquistado en nuestra piel y que hace ricachos de primera y ciudadanos de tercera. Éstos son los que necesitan de la picaresca.

Pero vean ustedes que en los tiempos que corren no vale (no sólo, al menos) la picaresca clásica. No, amiguetes, no. Hay que saber además de bernardinas, palabras extranjeras (véanse enlaces, la risa del 2º lo merece). Y este señor de la andaluza pensión Menganito (es un decir, no me acuerdo nombre ni sitio) supo que aquello de aparecer en la Guía del trotramundos dá mucho caché, trae visitantes y demás. De hecho la propia guía enviaría una publicidad en la que adjuntaba una muestra (specimen en inglés) de la que obtendría el establecimiento caso de aparecer en la susodicha guía. Menganito vio abiertos los cielos de su balance contable, pero no quiso pasar por caja, esperar o trabajar la clientela para conseguir la citada chapa. No hay problema: me la imprimo, la plastifico y la planto en la puerta de la pensión, que seguro que el mochilero de turno ni se fija. Pero pasó «El acechor», señor Menganito, le hizo la foto, la plasmó en el «Estupidiario».

La guinda habría sido que me acordase de dónde la hice. En fin, no se puede tener todo.

Resulta que indagando he encontrado otra foto en la que se ve el nombre y tirando del hilo llegué a la madeja. Se trata de la pensión Villanueva de Tarifa (Cádiz). Vean en la foto completa que la propiedad hizo eso al menos en 2012, 2013 y 2014. Pasaré dentro de unos días a ver si al menos ha imprimido y plastificaco el de 2015 y/o el de el año en curso.

Estampas gaditanas

No todo iban a ser chapuzas. También hay gente preocupada por la estética y que además auna el viejo mundo medieval con el pos-moderno mundo eléctrico. Este es el caso de la cruz, el cable y la pintura que fotografié en Conil. El tipo que puso el cable es para matarlo, porque igual daba subirlo o bajarlo unos centímetros para evitar la cruz. Pero claro, sería del ayuntamiento, y se le han dicho que lo ponga a tres metros de suelo, pues a tres metros va. Burro veo, burro pinto y donde hay patrón no manda marinero. Luego llega el que pinta, y claro se encuentra con la chapuza. Con tal de no convertir la cruz latina en una de San Andrés, que vaya ud. a saber la implicación socio-teológica que eso conlleva, pues agarra el bote de pintura marrón (con el también pinta la cruz) y le hace el cachito correspondiente para que, al menos, se disimule la chapuza del otro. Y hala, «apañado» este trozo del via crucis del pueblo. A por otro.

La imaginación a la pared (de la serie «soluciones de bajo coste»)

Vean a lo que llega la imaginación, la falta de recursos, las prohibiciones vecinales o lo que sea. El hecho que haya provocado que estos señores hagan el anuncio de sus servicios en cinta de carrocero (o de pintor), me parece bastante simpática. Me parece que la foto la hice en Cádiz, pero no lo aseguro. Si usan el botón del ratón derecho podrán apreciarla en todo su esplendor.

Imperdonables: la bobada de poner ciertas cosas en inglés (mal alguna de ellas, claro), de poner «french» en lugar de fráncés, «alaman» en lugar de alemán, o inglés en lugar de «english». Se supone que va a aprender el que no sabe ¿no? Bueno, y la mezcla de días de la semana, lo de la marquitis de bolsos al final… No se puede tener todo en esta vida.

La educación ciudadana

Hice esta foto en una tienda de Conil de la frontera (Cádiz), creo recordar. Vista la educación de las gentes que turistean por la costa española (locales y visitantes, no vayan a creer que el pecado es sólo nacional) se vio la propiedad obligada a colocar semejante cartelito. Eso sí, lo mejor es la disculpa implícita en forma de explicación: «para no manchar las prendas».

Órdenes son órdenes

Y más si vienen de gente con armas de fuego. Vean este curioso cartel conminatorio en que los que llevan escopeta (useasé cazadores) se arrogan el derecho de caminar por cualquier lado y el resto de pacíficos andarines tenemos que limitarnos a las sendas. La verdad es que tiene güevos la cosa.

El cartel en cuestión está puesto (o firmado) por la Sociedad de cazadores «El cartucho» y se encuentra en unos bellos pinares que hay en Cádiz entre Caños de Meca y Barbate. Esperemos que suba el precio de los cartuchos que será el único modo de que podamos disfrutar del campo sin tener que limitarnos «a los senderos establecidos». Con el desgobierno de Donma no, seguro.

Agua no potable (estampas gaditanas, cuarta parte)

La cuarta y penúltima entrega de esta miniserie es este magnífico ejemplar capturado por El Acechor en El Palmar (Cádiz):

«The water it (he, she)… I do not know it (he, she)…»

No me digan que esta especie de traductor automático no es genial; claro que es mucho peor lo del tipo que colgó el cartel y se quedó tan ancho: ¡que don de lenguas!