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La realidad se copia a sí misma

Alguien coge un espray de pintura roja y se va a hacer la pintada protesta (como si sirvieran de algo) a la orilla del Tíber, en Roma. La falta de previsión hace que cuando se le acaba la pintura no tiene otro bote de reserva el muy capullo, así que deja la pintada a medias. O quizá le vio las orejas a la loba y salió corriendo con ganas de no volver. El caso es que ahí quedo a orilla del río (al fondo se ve la calle Lungotevere) la media pintada: STOP GEN.

Lo curioso es que la pintada ha quedado como el acuerdo de paz: a medias, de modo que la realidad se copia a sí misma, no sabemos qué fue primero si el acuerdo o la pintada, por tanto quedará la duda de si fue premonitoria o una original forma de protesta. Esta última posibilidad no parece plausible toda vez que hay media O y encima la G parece una C. Una chapuza, como muchas de las que se ven en este santo país y como el propio «cerebro» del plan de paz de Gaza, urdido por un matón, el chulo del barrio que se va pavoneando y acojonando débiles.

Cargador de coche (serie «Soluciones de bajo coste»

Calle Giovanni Giolitti 160, a unos 200 metros de la estación Termini. El vecino del segundo se ha comprado un coche (ejem, una cajita) eléctrico de la marca de los dos circunflejos. En la zona no hay cargador cercano, menos aún en el edificio de los años 40 del siglo pasado. Pues nada, manos a la obra: aparco en la acera justo debajo de la ventana de mi casa, un alargador y hala, a funcionar.

Nótese que en realidad no hay un alargador sino dos empalmados cuya unión cuelga en el aire (típica chapuza italiana) pero por si acaso llueve (estas cosas pasan) pues le pongo un trozo de bolsa de plástico a modo de paraguas. Una obra de ingeniería que se remata en la entrada de carga del cable en el vehículo. En las fotos se puede apreciar el completo, detalle del empalme y entrada en el coche. Como era un poco tarde hice las fotos con flash y cuando ya me largaba asomó la cabeza del dueño por la ventana, sorprendido -supongo- o quizá confundiéndolo con la tormenta que andaba rondando.

Chapuzas imaginativas

En Italia basta darse una vuelta por cualquier ciudad para ver una colección de chapuzas de lo más variadito. Los italianos son así en su tierra y también donde emigraron, no cito porque no vale la pena, es de dominio público. Las soluciones de este tipo se encuentran tanto en el norte como en el sur (quizá más en el sur) son tan patrimonio nacional como el buen café a buen precio (de esto bien podíamos aprender, ambas cosas) o como el lenguaje gestual.

El ejemplo que les traigo está tomado de Florencia, para que se vea que también en la parte mas europea pasan estas cosas.

La chapuza es universal

Hay quien piensa que la chapuza es patrimonio de su país. Puede ser que en este país -por poner un caso cercano- esa sea la tónica de trabajo muchas veces. Habría que preguntarse si las prisas por terminar, los salarios poco atractivos y las presiones de este tipo tienen algo que ver con el asunto. Me temo que así sea.

Pero estamos aquí para demostrar que «la chapuza es universal». Vean como ejemplo esta bella imagen tomada en Irlanda. Como ven el acabado chapuzas indica claramente que el ñapas de turno podía figurar en un podium. Algún malpensado se habrá dicho «seguro que el que lo hizo era un españolito emigrado a esas tierras. Puede ser, pero también puede no ser.