La foto está hecha en el mismo lugar que la entrada de ayer. Pero no puede revelar el lugar, no insistan.

La foto está hecha en el mismo lugar que la entrada de ayer. Pero no puede revelar el lugar, no insistan.
No crean que voy a hablar de política, no. Hoy no toca. Pero como compensación a anteriores entradas, les muestro una foto de una típica «ñapa» española. Una solución de bajo coste, sin duda, pero también una gran chapuza que iguala, incluso supera, a las de los italianos.
Pasen y vean, amigas lectoras.
El texto reza: «Por favor cerrar la puerta con el cable».
Y por cierto, no puedo revelar el lugar donde tomé la foto. Ya lo siento.
Como parece que ando un poco escaso de material hispano, recurriré a los que hay en la recámara. En este caso un bello ejemplo de la chapuza nacional italiana, un deporte que también en estos pagos se practica de modo olímpico. Vean este relojero cuyo chamizo fotografié según sorteaba el tráfico de Palermo (Sicilia). Un lujazo de diseño, sin duda.
Fotografía autoexplicativa que muestra la excelencia en el trabajo que profesamos en este país. Luego vendrá Donma con la rebaja y nos quejaremos.
La chapuza asola el planeta. Vean este ejemplo, fotografiado en Mérida (Badajoz) hace unas semanas. Se trata de la pantalla de un luminoso publicitario gobernado por el famoso «Guarrindous» (vulgo Windows) que ha fallado dejando en evidencia la penosa calidad de dicho sistema operativo, por otra parte el más usado del mundo. Como dice el adagio «millones de moscas no pueden equivocarse, coma mierda». Frase que, dicho sea de paso, les están haciendo entender a los griegos por vía anal.
Continuando con la serie de Italia, tomada hace unos meses en Sicilia, vean la muestra de lo que es capaz el abandono. Las dos fotografías están tomadas en lugares distintos (Palermo y Catania, si mal no recuerdo) y evidencian la falta de cuidado de algo tan simple y barato como un trozo de tela. En subsiguientes entregas podremos ver muchas otras lindezas.
La fotografía tomada en Florencia (Italia) en 2001 es digna de aparecer en los anales de chapuzas que en esta casa tenemos. Se trata de una puerta en la que las letras doradas de la palabra «SPINGERE» (empujar, en español) habían sido pegadas con poca precaución. La letra S se desprendió poco después y el paisano propietario del café decidió arreglarlo en plan «chapuza» cortando un trozo de cinta adhesiva transparente (vulgo celo, primera acepción del segundo significado). Pero se quedó corto el pobre y en lugar de cortar un trozo mayor, decidió cortar un segundo trozo más pequeño para complementar el primer pedazo. Resultado: el que se ve en la foto, una ñapa (en el sentido literal de la palabra) que dice mucho del espíritu italiano. Pues ahora pongan que los políticos se dedican a las mismas tareas de «arreglo» de cuestiones más importantes como por ejemplo la economía y tendrán ustedes una explicación de porque las cosas están como están. Lo que falta es excelencia en el trabajo inicial, excelencia y dedicación en arreglar los problemas y sobra improvisación, chapucería y rigor. Un lujo, vamos.
Nota: Podemos perder el pudor, estimados compatriotas, no somos los únicos chapuzas de Europa. El litigio está difícil de dirimir ahora que los alemanes y los belgas, con el caso de la bacteria E.coli, han entrado a la competición. Lean, sino, este interesante artículo sobre el asunto.
El reino de la chapuza, por más que se haya considerado como muy de estas tierras, se extiende por todo el mediterráneo e incluso más allá. La fotografía está tomada en el 2001 en Lucca (Italia) si la memoria no me falla. Es la puerta del museo la que se adorna de hierros viejos. Esta es la primera de una gran serie dedicada a la chapuza italiana, española, portuguesa…
Quien pueda aportar datos de que la chapuza está más universalizada que la gripe, por favor, que se ponga en contacto con nosotros que estaremos encantados de dar cabida a sus capturas.