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Vigile lo que es suyo

Este es el final del aviso captado en una iglesia de Lisboa. El texto completo, traducido, dice:

Por las iglesias también andan ladrones. No pierda de vista su cartera, o su paraguas y otros objetos personales. (Vigile lo que es suyo).

¡Cómo tiene que estar la cosa para que roben paraguas!

P.D. Si alguien pensaba que iba a hacer el chiste fácil sobre iglesias y ladrones se ha equivocado, al menos esta vez.

El estado de la cosa

Parece que ahora que han pasado las elecciones ya no hace falta seguir con la mentira del triunfalismo económico, máxime cuando estamos:

  • Amenazados de multa por la Comunidad Europea por exceso de déficit (a pesar de los recortes)
  • Solicitados también por la Comunidad Europea la devolución de ayudas a ciertas empresas
  • Buscando el suelo del fondo de pensiones
  • Enfangados en la precariedad laboral y los sueldos miserables

Hay un viejo chascarrillo que describe las capacidades deductivas de la guardia civil mediante «Hay colillas, aquí han fumao» y que podemos aplicar al estado de la cosa socio-económica. He encontrado en una chatarrería de Valladolid las fotos que acompaño. Foto general y detalle por si no ha quedado claro. Y explicación verbal: cómo estará la cosa que hasta la chatarra hay que atarla con cadenas y candados. Lo tremendo de todo es que la calle donde se encuentra el susodicho negocio se llama «Porvenir». Esperemos un porvernir un poco distinto, más nos vale.

¡Hala Mariano, que tú puedes con esto y con menos!

De vuelta

Y la vuelta, esta vez, es doble. Este servidor del estupidiario que se toma de nuevo tiempo para escribir, y Donma y su banda, perdón, partido que parece que están de vuelta a hacer de las suyas. Vean cómo han dejado el país y vean cómo lo seguirán haciendo. Esta foto ya la publiqué hace tiempo, me parece, pero es que ilustra tan bien cómo está la cosa que no me resisto a ponerla de nuevo.

Esa crisis

Según «Donma» la crisis (mundial) gracias a su buen hacer en econosuya y sus oraciones ante el dios Europa, ha terminado. Pues vean uno de los innúmerables ejemplos de ello, fotografiado en cualquier rincón del país. Ese país en el que la precariedad campa a sus anchas, en que los empresarios se aprovechan de los pobres pero en el que, mutas mutandis, el partido del desgobierno en funciones sigue obteniendo (encuesta dixit) 1 de cada 3 votos. Sigamos así, amiguetes, que estamos en el camino, eso sí, el de la pobreza extrema.

Nota: he borrado el teléfono por no recordar en qué lugar encontré el cartel y claro, no andar molestando inútilmente a esta persona tan polifacética.

El chocolate del loro

Esta fuente de Penas Roias, en la zona de «Tras os montes» tiene la peculiaridad de llevar adosada en la parte trasera un contador. No es la única, las otras fuentes del pueblo también llevan el aparato. Y las de otros pueblos cercanos. Supongo que, con la crisis, hay que pagar también los litros de agua que los habitantes de la zona consumen. Por supuesto si fuese el ayuntamiento el que gestiona el servicio de aguas no tendría sentido gastarse los dineros en medir el consumo de agua, pero como se ha privatizado casi todo (agua incluida) pues hay que contabilizar hasta la última gota consumida y pasarle la factura al pueblo.

No va a ser gratis nada, los nuevos tiempos del neoliberalismo europeo campan a sus anchas por los países derrochadores de la periferia que vivían por encima de sus posibilidades regalando ¡habráse visto! hasta el agua de abrevarse en el estío. Hay que ahorrar, señores, que los aviones y yates de los magnates alemanes y franceses no se mueven con el viento. Hay que ahorrar y si para eso hay que quitarles el chocolate a los loros, pues se lo quitamos.

Burbujas

La foto que hoy les presento, hecha en Salamanca hace ya un tiempo, ilustra con perfección y claridad prístina el mundo cochino en que vivimos. Por una parte la caterva de emprendedores descerebrados anglófilos que abren negocios estúpidos y supérfluos cuyo único valor es un nombre bastante deleznable. La utilización machista, mercantilista y oportunista de la mujer, de su cuerpo y de los vomitivos estereotipos que el mundo de la mode impone y nosotros tragamos como píldora dorada. Y también se ve la quiebra merecida de los mismos arquetipos citados. ¡Ojalá que todos los negocios similares tuviesen similares finales!

El abajo, al fondo, sufriendo las malévolas y perversas bases de la sociedad absurda que vivimos y alimentamos, los olvidados, los apartados, la chusma. Como para no recordar las palabras de Warren Buffett: hay una lucha de clases y de momento la mía va ganando (interpretación libre de las palabras del tipo que mi flaca memoria de Acechor recuerda).

Lo mejor de la foto es quizá el detalle del nombre de la inmobiliaria «Ya tengo casa» justo encima del descastado, del desposeído mendigo que habitaba esa noche al amparo (de agosto) de ese local. Observará también el atento lector que la guinda del pastel es el letrero de color naranja en la parte superior derecha: Radio Intereconomía. En el momento de hacer la foto se me escapó el detalle y quedó cortada.

En fin, a modo de resumen: un asquito, oigan.*

* Advierto que la luna creciente me ha hecho crecer la misantropía hasta lo indecible. Pero puedo prometer y prometo que mañana será otro día y el comentario será menos agrio.

Señalizaciones imaginativas (de la serie «soluciones de bajo coste»)

Se conoce que con el nuevo estado de cosas (antes llamado crisis) está proliferando la forma barata e imaginativa de hacer. Muy bien, viva el reciclaje, la cutrería y la imaginación. Por lo menos mientras pensamos estas maneras de solucionar un problema no estamos con el mando a distancia, el rosario o el consolador (en ocasiones coinciden los tres elementos).

Vean la señalización del vado del hostal (de Badajoz, creo recordar) donde estuve alojado hace ya un par de semanas santas (públicas) y un via crucis (privado).

 

Así está la cosa

El Banco Central Europeo bajando los tipos de interés al 0% y la gente buscando chatarra por la calle. Hasta el punto que vemos. Un contenedor cubierto por una lona de rafia que protege al contenedor de obra de convertirse en uno de basura, como suele ocurrir. Y para evitar que que le quiten la tapa en el centro ostenta el cartel «No hay chatarra» esperando que los saqueadores de tumbas respeten los restos arqueológicos del fallecido cuarto de baño. ¡Menos mal que Donma ha arreglado el país, que sino no sabríamos que hacer!