He visto estas pintadas en las paredes de Valladolid (España) en estos últimos tiempos. No sé de que tipo de mamarrachos se trata, pero tiene todo el aspecto de tratarse de imitadores de las hermandades universitarias que proliferan en yanquilandia y cuya deglución es obligada en las películas que estos señores nos envían en remesas sistemáticas. Delta-Phi-Omega es, según una búsqueda en la red, una de estas comunidades que agrupa a chicas asiáticas. Puede que alguien me sepa explicar que coño pintan (nunca mejor dicho) estas chorradas en las paredes de una mediocre ciudad de provincias castellana. Quedo a la espera.
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Nueva serie «GRL Generación de Riesgos Laborales»
Observe el abnegado lector al pollo del camión de obra que circulaba por Lora del Río (Sevilla). Aunque la foto no es muy afortunada, se puede apreciar que el camión está lleno de grava y que para evitar la caída se ha usado como muro contenedor la fila de sacos de cemento. Sin duda toda una mañana de reflexión le habrá costado al sujeto llegar a la conclusión de que no merecía la pena andar buscando la tapa del volquete (si es que existía).
Luego dirán de los de Lepe (Huelva).
Comer gratis en «El bulli»
El malogrado restaurante de Ferrán Adrià es el objeto del siguiente comentario. Bueno en realidad, de lo que les ocurrió a un conocido de la amiga del compañero de trabajo de un amigo de un conocido.
Dos parejas de pijillos de medio pelo deciden darse el lujo de ir a comer al conocido restaurante, sea para poder contarlo, sea para disfrutarlo y luego contarlo. Allá se presentan tras reservar, que llegar al paraíso culinario del planeta no es fácil ni barato. Pero bueno, tenían el capricho los muchachos de pulir 300 euros por cabeza en ese afamado lugar. En la elección de las viandas, sin reparar en gastos, pero sin pasarse, me eligen como acompañamiento un caldo de precio módico, 60,00 eurillos. En el caldeo que dicho caldo produce, se animan a pedir una segunda botella, que el vinillo está rico. Piden sus postres, y luego, sin prisas que sólo se va a «El bulli» una vez, la cuenta.
El solícito camarero que les ha atendido, les trae la cuenta informándoles de que la casa tiene a bien invitarles a la cena. Sí, como lo han leído, invitarles a la cena, porque no es habitual que les pidan ese vino, de modo que les regalan la comida y les cobran tan sólo el caldo que la regó, 6000 euros, y no 60,00 valía cada botella. 12000 euros bien valen una invitación. Y una vergüenza, la que pasaron luego, para poder pagar la cuenta ya que no tenían intención ni habían preparado las tartetitas de plástico para semejante palo.
Moraleja: a cada cerdo le llega su San Martín y a cada pijo su San Bullín.
He optado por poner una foto de las exquisiteces que venden en el lugar, en lugar de seguir la pista de semejantes memos para ofrecerles su retrato, que no fácil, pero casi mejor, porque imagínense el ridículo espantoso.
Cabe la posibilidad, nada despreciable, que forme parte de la mitología urbana como la niña del perro y la nocilla, los gatos metidos en botellas o lo de marcar los dígitos del pin del cajero al revés.
Autoretrato

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Cumpliendo con lo dispuesto por las leyes vigentes en España, estupidec.es publica los datos identificativos de los i-responsables de esta cosa:
Estos son «El Malvado Margarito» y «El Acechor», es decir, el i-responsable del invento y su principal colaborador respectivamente.
<Modo_Sorna_off>
Así que ya saben, si tienen alguna queja ya saben a quien pueden dirigir sus reclamaciones…