Este señor, ya difunto, quería pasar por humilde poniendo una losa de mármol en su tumba para que la posteridad toda supiese lo humilde que había sido su humilde vida que terminó siendo enterrado en una humilde catedral. Lo mismo hasta estaba convencido de ello, como nuestros dirigentes de su honestidad, nuestros religiosos de su moral y nuestros empresarios de su solidaridad. Palabras. Sólo palabras, gotas en un mar de tempestades.