Hoy se cumple el 71º aniversario de uno de los dos bombardeos atómicos con los yanquis salvaron el mundo (según ellos, claro). Si alguien lo ignora las dos bombas atómicas lanzadas eran distintas. Si alguien quiere saber el porqué de que lo fuesen es sencillo: había que probar los dos diseños. Uno (el del día 9) era más complicado pero como ya se había demostrado el poderío y funcionamiento del diseño fácil el día 7 en Hiroshima, quedaba por probar qué tal mataba gente el otro diseño, el del Fat Man (hombre gordo) y de dejó caer sobre Nagashaki. No era su destino inicial, pero una niebla sobre Kokura hizo que no pasase a la historia infame del ser humano.
Queden sobre nuestras conciencias, las de todos. Las de los que estaban allí y no hicieron nada para evitarlo, las de los que alguna vez se han alegrado, las de los que piensan que la guerra es buena y en general las de todos los que no nos partimos los cuernos para que estas cosas dejen de pasar de una puta vez.
La foto que ilustra el comentario está hecha en Medina del Campo de Rioseco (Valladolid).
