Eso que llaman globalización y que no es más que la universalización de la tontería, bobada o gilipollez, se puede comprobar a cada paso que damos. La foto que ilustra este comentario está tomada en Faro (Portugal), en el corazón del Algarve. Una bonita ciudad con memos de dos patas como en casi todas las bellas ciudades de esta península. La tienda en cuestión es la coronación del mito, del diseño, de la simplicidad, del culto a la estupidez global que mi sobrina llamaba «elloquiti», cuando su cabeza contenía sólo las reglas de lectura del español aunque ya profesaba la admiración al vetusto personaje. Dejemos correr el tiempo a ver si desaparece este dibujito lavado por el olvido. Confiemos en que el futuro nos lleve a lugares en que el consumismo sea el nuevo «coco», «tío camuñas» o «duque de alba».