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Corny Carmina

Ser zapatero no ha sido nunca mal visto, siempre y cuando no fuera un apellido, claro, como el infame expresidente del gobierno. Pero claro, ser zapatero no mola. Y mucho menos en el sacrosanto tempo del pijería castellana llamado por algunos Valladolid y por otros Valladolor. Y así, cuando Carmina quiso poner su zapatería, decidió que mejor ponerlo en el idioma de moda en los años 80, el inglés, pasando a llamarse «CARMINA SHOEMAKER». Este tipo de comportamientos hace que a la gente se llame, en ese mismo idioma bien «corny» bien «tacky». Y al que le pique la curiosidad que busque en internet, que ahí está la respuesta.  Pues ella, con su «fantastic new shop» empezó a intentar vender zapatos hechos a mano y medida en su tienda de la calle Veinte de febrero. Cada vez que paso está «empty» y claro, «in the middle of the crises» con esos «prices» guapa, ni sueñes llenar.

Hoy día, además, esto de motejar en otro idioma está muy visto. Y encima el inglés ya no está de moda. Ahora es el chino, como todo «cani» que se precie, sabe. No hay más que verles con sus coches amarillos y sus tatuajes.

«Have a nice year, querida zapatera».

carmina-shoemaker

Monos de imitación

a-la-mas-grande-estupidezEnciendo la tele, veo una típica peli  (yanqui) de escritores en que las obras muestran en la primera página el título y debajo el autor. En inglés se pone «by nombredelautor». En español no se pone «por», «de» ni nada por el estilo. Sólo el nombre del autor. Pero claro, no queda bien, no viste, no es nada «cool» así que a la obra que he parido, homenaje a una tonadillera de un país tercermundista, le pongo el título en castizo, con la grandilocuencia que quiero que tenga, y lo remato poniendo «by Roberto Martín» que queda monísimo y muy adecuado al gusto paleto-cañí de imitación de las cosas del imperio, que es lo que mola, que lo de aquí es todo muy hortera. Luego no puedo, no sé o no me dejan poner más cosas en extranjero, no sea que los paletillos que acudirán a ver el espectáculo no entiendan algo.

¡Señor, que cruz!

Siguiendo la serie italiana

escultura-palermo-1Habrá que aprovechar el viaje, me digo, tomando fotos que ilustren la estulticia planetaria. Y cámara en ristre, como buen guiri, procedo a plasmar el espíritu meapilas siciliano, de Palermo para más señas, en un parque céntrico donde yacen las carrozas horteras de alguna procesión. Para que luego pensemos los hispanos de turno que somos los mas: horteras, chulos, grandilocuentes, creyentes… Lecciones que enseñan los viajes, que ya sospechábamos pero que ahora quedan demostradas. Tengo más, muchas más, lo juro por el Espagueti Volador.

Entonemos, hermanos, la oración del MEV:

Oh Tallarines que están en los cielos gourmets
Santificada sea tu harina
Vengan a nosotros tus nutrientes
Hágase su voluntad en la Tierra como en los platos
Danos hoy nuestras albóndigas de cada día
y perdona nuestras gulas así como nosotros perdonamos a los que no te comen.
No nos dejes caer en la tentación (de no alimentarnos de ti)
y líbranos del hambre…
Ramén.

 

escultura-palermo-2

Y se puede seguir ahondando en el tema, sólo es cuestión de tiempo (2000 años) y verán de lo que somos capaces los pastafaris.

Buenas y santas noches, pardiez.

Hechos y desechos

El curioso altar de la fotografía está en una calle de Trapani (Sicilia), cerca del mar. Como se puede observar la tendencia a usar cualquier elemento encontrado en la basura (y en el sur de Italia hay muuuucha) o de cualquier objeto en lugar de tirarlo a la basura no es patrimonio de los escultores anónimos de España. Si yo fuera el dios al que ponen semejantes horteradas me enfadaba y les enviaba un castigo «ad hoc», aunque pensándolo bien el castigo igual es hacerles preocuparse de cosas como los horteras altares hechos de desechos.

altar-curioso-trapani

Estúpido español, no estás solo

zorra-portalegreLa foto que veis está tomada en Portalegre (Portugal). Allí recibí dos impactos: uno al ver esta fachada y otro en la puerta del coche. De la fachada tengo esta constancia fotográfica que evidencia, como decía mi padre «toda la vida matando tontos y cada día hay más». Y horteras, añado yo. Del golpe de la zorra me curaré publicando la entrada, pero del del coche me libraré también esta semana pagando religiosamente la ladina maniobra del tipo que se escabulló sin dejar parte ni nota. En fin, amiguetes, disfruten del huidizo animal que el estúpido portugués colocó en su casa.

Tal y como está el patio, nada más ver los noticiarios de falsimedia, no me queda duda de que hemos sido estúpidos todos y cada uno de los votantes que confiábamos en que nuestros políticos eran capaces de mantener el estado de bieneestar que venía de una ligera (muy ligera) distribución de las riquezas. Pero las zorras ladinas que pululan en la política han sido más listas que nosotros y ahora nos toca lamentar. No solo es que en el futuro próximo vayamos a ser capaces de enderezar a estos bichos, no. Es que la historia nos enseña que la próxima vuelta de tuerca consiste en acudir a los otros y, como en el juego, de zorra a zorra y voto porque me toca. Y si los que ahora intentan huir con el rabo entre las piernas han sido malignos, los que acechan en la sombra para asaltar al imbécil no han de ser menos sangrientos, ni menos voraces, ni menos agresivos, ni menos ladinos.

Y sino al tiempo…

Ideas de decoradores

Decoradores asesinos de entornosEn la Casa de las Conchas, en Salamanca, acudí no hace mucho a un concierto-recital de poesía. Al salir miré un momento hacia el artesonado del magnífico edificio, donde encontré la espantajada que se puede apreciar en la foto. Se trata sin duda, de un alarde de sincretismo digno de la vacías mentes que pululan en nuestras universidades e institutos, alentadas por las vacías mentes de otros países, todas reunidas en algún master de-cuyo-nombre-no-quiero-acordarme y que les crea el valor necesario para destrozar el bello palacio del siglo XV con esa especie de rosquilla aplastada usada a modo de lámpara. No es necesario un gran ejercicio de imaginación para llegar a colocar ahí cosas incluso peores, pero sí es necesario un cinismo simpar para justificar con pelos, señales, proyectos, presupuestos y demás su uso y colocación. Probablemente, pienso ahora, existió ahí una lámpara de mejor gusto, factura, precio y durabilidad. Igual la tiene el engendro decorador en su casa a modo de servicio o potro de tortura. Quizá incluso la fundió para hacer un hierrato con que decorar la plaza de la Constitución (de la que hablaré otro día cuando tenga foto). Gocen de la inusual visión de un OCPI (objeto colgante perfectamente identificado).