El panorama español es desolador: políticos y banqueros son una panda de ladrones y mentirosos. Los facinerosos se van de rositas y se juzga a la gente por delitos del siglo pasado. Este puto país está en caída libre, es una nave a la deriva conducida por un capitán loco, con una tripulación fantasma y la bodega llena de esclavos viendo la tv.
La tempestad no existe, es imaginación suya, no insista, aquí no pasa nada salvo el final de «gran hermano» y la «eurocopa».
Lean este artículo, este otro y, si les queda algo que vomitar, este otro y este otro. Hasta Arguiñano se cabrea, y eso que siempre ha sido exquisitamente tangente a estos espinosos temas.
Lamentable, patético, ignominioso. Si este idioma nuestro tiene tantas vertientes de lo vil, será por algo.