La consecuencia lógica del uso del viagra portugués, el piri-piri que ayer comentábamos, se deja ver en la tienda de enfrente. En la foto pueden apreciar el expositor de insignias (ahora les llaman «pins») que tiene la tienda justo enfrente del iluminado publicista de la guindilla. Vean la variedad de posturas distintas que dan lugar a tantos productos distintos como para formar, casi, un kamasutra. Una tentación para el viandante turista que busca un artículo distinto a esas espantajadas a que nos tienen acostumbradas las tiendas de recuerdos. No duden en usar el botón derecho para ver la imagen en toda su magnificencia.