Encontré esta tarjeta de instrucciones en la solapa del asiento. Creo que se trataba de Ryanair, pero muy seguro no estoy, la verdad. ¿Son imaginaciones mías o deben colocarse las imágenes en el apartado «Parecidos razonables»? Quede a discreción de los lectores.
Esta hucha de tamaño XL, forma parte de la serie «Sacaperras» recientemente inaugurada. La foto fue tomada en una de las catedrales del siglo en curso -los aeropuertos- en las cuales se adora al dios de la prisa y el del movimiento. Concretamente en el de Dublín. Alguien pensó que qué mejor manera de que los turistas extraeuropeos dejasen allá las monedas y billetes que luego iban a quedar almacenados en algún cajón perdido de vaya-ud-a-saber-qué-país. Si encima tiene uno la sensación de aportar a una buena causa, aún mejor.
La bolita, ejem, bolaza, debió caerse en algún trasiego aeroportuario o quizá fue chutada por algún aficionado al deporte rey. El caso es que con un poco de cinta precinto… Total, para qué voy a ir a por la transparente si con esta marrón que tengo a mano… Como ven la chapuza vive en los lugares más insospechados.
Coger un rotulador, lápiz, tiza, o vaporizador de pintura y arreglar una pintada es un arte. Ojo, arreglar no significa tachar, estropear, ocultar o vandalizar un mensaje. No, se trata de darle un giro convirtiéndolo en algo distinto. A veces hasta divertido, como el ejemplo que les muestro. Un cachondo arregló el cartelito prohibitivo de «No aparcar» y lo convirtión en «No ladrar», juego de palabras que en inglés es fácil (como pueden comprobar), pero no tiene mucho sentido en español. Ahí queda la gracia que fotografié en Irlanda.
Por cierto, la pegatina verde también tiene su gracia. El texto que contiene es «OINK, OINK», onomatopeya autoexplicativa.
Esto es inherente al ser humano, no hay quien se libre. Este bello bucle de brida está fotografiado en Irlanda. En los últimos tiempos ha tocado este país, es que tenía muchas cositas guardadas de allá, no es que les tenga manía, qué va,
Lo acontecido hoy no es más que la muestra de que vivimos un sueño apoyado en un castillo de naipes. Eventos como este, con origen natural, ocurrirán en el futuro como ya ocurrieron en el pasado (véase el «evento Carrington» de 1859 en este enlace). También pueden ocurrir con origen humano, claro, por fallos en el diseño, como el que aconteció en los EEUU-Canadá en 2003 (véase este enlace). Luego puede ser que se deba -no hay que descartarlo- a una acción humana (recuérdese lo que ocurrió con los buscas explosivos no hace mucho, por poner un ejemplo). También puede deberse al nivel de chapuza que domina mucha de la obra de este planeta. Ilustra esta reflexión un foto tomada en Irlanda hace siete u ocho años. Por desgracia «ñapas» de estas se ven bastante a menudo si uno -como el escribe- tiene la deformación profesional de ir mirando cables.
Magnífica muestra de excelencia en el trabajo, foto tomada en un hotel de Dublín. Para que quede claro que la chapuza no es patrimonio nacional de este-santo-país, sino que -por desgracia- campa a sus anchas a lo largo y ancho de este mundo, incluida la civilizada europa.
Hay que estar en guardia y prever las necesidades de la masa que acude a los templos en estas fechas y que consumen cantidades ingentes de agua bendita y, suponemos, otras materias. En Irlanda (y en otros países) han instalado estos tremendos contenedores de agua bendita, con sus grifitos y hasta un cubo para los grandes consumidores. Si es que están en todo… La primera foto es en Irlanda, la segunda en Italia.
Si es que el ser humano no tiene remedio, o amenazas y castigos o nada. En la foto se puede ver unas señales pintadas en el suelo irlandés en el que avisan a los dueños de perros que recojan las heces o sino serán multados: «Recoge o paga», así de lacónico. Ignoramos si también será efectivo u ocurrirá lo que por estas tierras.