En versión siciliana, eso sí. Vean este invento encontrado en Sciacca (Italia) en que se compensa la falta de espacio con una ingeniosa puerta-escaparate. Sin duda merece la pena un pequeño análisis, puesto que no sólo se solventa un problema sino que también se crea una sensación como de escaparate de barrio rojo de Amsterdam con este maniquí en su fanalito, como de mujer etérea, ideal, inalcanzable. Se admiten comentarios e interpretaciones, claro.
Esa bella palabra esconde tan sólo el deseo de los empresarios de ganar más a costa de reducir el precio de la mano de obra, haciendo más horas… Esto será válido para países cuyo motor sea la industria o la agricultura, porque para aquellos que viven del turismo (como el España, Italia, Grecia…) deben poner el acento en la excelencia en el lugar de la competitividad. Deben, debemos, ser más amables con los visitantes, tratarles mejor, señalizar los puntos de interés, limpiarlos, embellecerlos para hacerlos deseables, hacerlos atractivos, interesantes. La muestra que hoy inicio está tomada el año pasado en Sicilia. Empiezo, por ejemplo, por Eraclea Minoa, restos de una ciudad cretense, bello patrimonio. El lamentable estado en que se encuentran sus instalaciones queda patente tanto en la cartela informativa (ejem, es un decir) como en las señalizaciones de separación. El museo está en iguales o peores condiciones, pero la luz a la hora que lo visitamos no hacía posible la toma de fotos que, créanme, habrían hecho las delicias de los amantes de lo cutre que visitan estas páginas. Merece la pena, a pesar de todo, la visita.
Como parece que ando un poco escaso de material hispano, recurriré a los que hay en la recámara. En este caso un bello ejemplo de la chapuza nacional italiana, un deporte que también en estos pagos se practica de modo olímpico. Vean este relojero cuyo chamizo fotografié según sorteaba el tráfico de Palermo (Sicilia). Un lujazo de diseño, sin duda.
Los periódicos dicen que la economía italiana está para echarle un cable, como la griega, la portuguesa o la española. Bueno. No estoy muy de acuerdo. Vean sino, esta secuencia de fotos tomadas en Sicilia. Queda demostrado que a los italianos lo que les sobra son cables. Un poco de orden, eso sí hace falta.