Me disgusto, dice esta pintada italiana (de Salerno) con el sentido de «No me gusto». Hay algunos ratos que me identifico con esta pintada, créanme.

Me disgusto, dice esta pintada italiana (de Salerno) con el sentido de «No me gusto». Hay algunos ratos que me identifico con esta pintada, créanme.

En Italia basta darse una vuelta por cualquier ciudad para ver una colección de chapuzas de lo más variadito. Los italianos son así en su tierra y también donde emigraron, no cito porque no vale la pena, es de dominio público. Las soluciones de este tipo se encuentran tanto en el norte como en el sur (quizá más en el sur) son tan patrimonio nacional como el buen café a buen precio (de esto bien podíamos aprender, ambas cosas) o como el lenguaje gestual.
El ejemplo que les traigo está tomado de Florencia, para que se vea que también en la parte mas europea pasan estas cosas.

En Nápoles, junto a la calle San Gregorio Armeno, más conocida como la calle de los belenes, concretamente en un callejoncillo, encontré este curioso cartel pegado en la pared. El mensaje es claro: Instrúyete para no terminar como yo, racista. Interesante que haya gentes que no estén interesadas en poner sus nombres, firmas o dibujines. Queda poco personal de este tipo, pero afortunadamente aún hay.

Esta foto está hecha en la entrada de una iglesia de Florencia. Se trata de una colección de exvotos casi todos igualitos, corazones plateados en sus marcos de fantasía. Puede que alguno sea de plata, pero no me extrañaría que fueses galvanizados muchos de ellos, vista la capacidad de picaresca que el pueblo italiano muestra en su vida diaria.

Hubo una época en la que poseer un libro era un tesoro. Había gente que los miraba con ahínco sin poder descifrar sus contenidos. Hoy, sin embargo, miren para lo que se usan en algunos casos como el de la foto: ¡para calzar una mesa!
Habrá quien piense que quizá el libro es tan malo o tendencioso que ese es su mejor o casi único destino. Casos hay, sin duda, algunos hasta -dicen- escritos por los dioses cuya función en ese lugar, como sustentación y nivelación, al menos sirven sin incordiar.
La foto fue tomada en Nápoles (Italia), por si la curiosidad les carcome el cerebrillo reblandecido por la ingesta masiva de series.

Foto hecha en una iglesia de Roma el año pasado. Como continuación de la entrada de ayer resulta de lo más ¿esclarecerdor?¿ejemplificanto? Elija cada cual su adjetivo. A mí lo que me llamó la atención no fue aquella cantinela de «siempre virgen» a la que no le acabo de ver el interés ni la gracia. Fue la (R) de marca registrada. Por eso hice la foto y por eso la comparto.

Hay que estar en guardia y prever las necesidades de la masa que acude a los templos en estas fechas y que consumen cantidades ingentes de agua bendita y, suponemos, otras materias. En Irlanda (y en otros países) han instalado estos tremendos contenedores de agua bendita, con sus grifitos y hasta un cubo para los grandes consumidores. Si es que están en todo… La primera foto es en Irlanda, la segunda en Italia.


En Soriano nel Cimino (no busquen la parodia fácil, porfa), pueblecito del Lacio italiano, cerca de Bomarzo (famoso por el parque de los monstruos y la novela), encontré este cartel en un paseo por el bosque del monte Cimino, cercano al pueblo. Dice:
TÚ
QUE TIRAS TUS RESIDUOS
EN EL BOSQUE ADEMÁS DE SER UN
IMBÉCIL
ERES 5 VECES GILIPOLLAS
PORQUE
EL PUNTO LIMPIO ES GRATUITO
CON LA RECOGIDA DIFERENCIADA
VAMOS A BUSCÁRTELO A CASA
LOS VOLUMINOSOS, BAJO PEDIDO,
VAMOS A RETIRARLOS A CASA
LA TASA DE RESIDUOS LA PAGAS DE TODOS MODOS
HACES AUMENTAR LA TASA
DE OTROS CIUDADANOS
¡AVERGÜÉNZATE!
LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL

No me digan que no es triste tener que poner estos carteles para que la gente no tire sus enseres viejos, electrodomésticos, escombros y demás basuras en los bosques. Por desgracia también en nuestros pagos ocurren con demasiada frecuencia estas cosas, pero no he visto aún un cartel tan agresivo salido -sin duda- de algún cabreado y hastiado. En todas partes se cuecen habas, ya ven que no todos los monstruos están en el parque, algunos están sueltos y campando a sus anchas.
Fotografía tomada en Florencia hace ya un tiempito. Vean como la señorita policía cuida no solo de la seguridad ciudadana sino también de la estética propia. La longitud de las uñas no parece que pueda afectar al funcionamiento de la pistola, pero quizá, solo quizá, no sirva de mucho a la hora de empuñar la porra. O sí, a saber.

Durante unos días/semanas/meses me tendrán que perdonar los lectores por la inasiduidad de las entradas, me temo. Se debe a unos ligeros cambios de vida que me tienen y tendrán ocupado. No dejaré de recopilar material, sin embargo, o de recuperarlo de la olla del olvido, como es el caso que hoy nos ocupa. Es una especialidad de los italianos venderse bien (que heredaron los argentinos). Y el turismo consiste en venderse, tal y como vimos en la entrada del elefante sardo. Hoy pueden apreciar dos fotos de la taquilla y la consigna de equipajes de Alghero, en el noroeste de Cerdeña. Vean a la usuaria buscando su equipaje, bajo control digital (useasé a dedo) del funcionario de turno, así como el otro usuario (el que firma estas líneas) que contempla, atónito, la imagen y hace la foto para goce y deleite de ustedes.

