Noticia bomba: el ex-alcalde de Salamanca se desdice.

El señor Julián Lanzarote hasta hoy o mañana alcalde de Salamanca ha sido siempre un hombre que hacía honor a su nombre y emprendía cruzadas personales a capa y espada. Entre ellas se pueden citar el derribo de las casas de la muralla, el aparcamiento de su amigo Curto en la plaza de los Bandos, la defensa de cierto medallón de la plaza mayor o la encendida defensa de la no devolución de los papeles del archivo. Pues hoy, en ilustre despedida del ruedo, el diestro (nunca mejor dicho) Julián  Lanzarote «el niño del Expolio» ha hecho una magistral faena de toreo, con banderillas, espada y descabello de los ciudadanos de Salamanca. Ha devuelto a la calle Gibraltar (antes del Expolio, antes Gibraltar) su nombre. ¡Vaya azaña la del niño del Expolio! Perdón, reharé la frase: ¡Vaya faena la del niño del Expolio! Lo de redactar de nuevo la frase cambiando azaña por faena tiene sus sentidos: no poner Azaña y  Lanzarote en la misma frase, y nominar al acto como faena (quinta acepción del diccionario de la RAEL).

Si no fuese porque le ha costado nosecuantosmiles la dicha faena a las arcas de la ciudad me reía. Bueno, y mareo a los cartógrafos, carteros y demás personal que tiene la mala costumbre de poner los nombres de las calles en los documentos oficiales. Lean la noticia original en un diario electrónico, vean las fotos los videos y luego cojan su propia espada, háganse cruzados (mágicos a ser posible) y gocen de la vida que es breve.

No dejen de hacer clic en el apellido del ínclito, pues lleva a la Frikipedia, lugar sin par.

Enlazo, además que esta noticia (seria) donde se afirma que ha sido uno de los peor valorados de España.