Si se trata de vender lo primero es atraer. Aquí tienen un buen ejemplo, que para vender una ratonera se usa la atracción (no al ratón, claro) sino al otro ejemplar que se desea cazar: el cliente.

No sabemos qué pensará la Disney del asunto. Igual hasta le buscan las vueltas al probe comerciante por un «quítame allá esa paja».