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Engaños

Va uno paseando por la parte baja de Oporto, cercana al río, y se encuentra este cartelito:

que, obviamente, no anuncia una pensión normal y corriente. Si se mira hacia el nivel de calle, dejando el modo turista boquiabierto en la gran ciudad, enseguida se confirma la sospecha.

El cartelito en inglés para que no les quepa duda a los dolartenientes y eurotenientes de cual es el producto que allí se merca y cuándo se hace. Por si acaso hay que dejar las cosas claras. El tal sitio (la foto es de 2017) ya tenía su currículum (ver esto y esto) en años anteriores, a poco que se pesquise en internet. Me pregunto si seguirá abierto y funcionando semejante antro sórdido.

Ya decía ayer que la próxima estación es el infierno, y cada vez estoy más convencido.

Absorción

Hace ya unos años hice esta foto en Oporto, es -o era- el negocio de algún asiático al que le gustó el nombre, tipografía y logo de la compañía telefónica más relevante de España y con un poco de jeta la puso en el cartel de su negocio. Quizá aún esté allí, quizá no. En todo caso el logo ya ha cambiado, así que igual le tocó trabajar para actualizarse.

Ejemplo de la serie «Soluciones de bajo coste»

El negocio, supongo que ya desaparecido, de ruedas de J. Bernardino en Oporto, tenía un anuncio de lo más expresivo, ingenioso y además barato. He aquí la demostración de que con imaginación se pueden hacer cosas interesantes. La excelencia del trabajo deja mucho que desear, claro, pero no se puede tener todo.

Suponemos que el local, por el cartel que se aprecia en la parte baja, ya habrá sido reformado y convertido en vaya ud. a saber qué tipo de negocio, orientado probablemente al turista.

Adaptación al medio

Si tu calle está en cuesta pues te va ser un poco más complicado poner una silla y dos mesas de modo que resulten de cómodo uso. La solución que este garito (de Oporto, creo recordar) es bastante ingeniosa: cortar las patas a los muebles. Ventaja evidente para la colocación en el suelo, imposibilidad de cambiar las posiciones (que puede ser también una ventaja) y un enorme inconveniente a la hora de almacenarlos en el interior que, sospecho, no tendrá esa inclinación tan pronunciada.

Cuadraturas de círculo

En realidad este es el intento de triangulación que tantas vidas ha costado: la trinidad. Aquello de que dios es uno y trino. Esta es la forja de un edificio de Oporto que dice en latín esa historia que, entre otras, es parte del cisma protestante. Reza el texto (nunca mejor dicho) en grande: SOLO A DIOS HONOR Y GLORIA. En chico hacia el centro apuntan bandas que dicen ES, los vértices del triángulo son PADRE, HIJO Y ESPÍRITU, y los lados del dicho triángulo dicen NO ES. Todo esto en latín, claro, que venía siendo la manera de que las cosas parecieran más exóticas, tal y como hoy ocurre con los omnipresentes anglicismos. Esto no ha cambiado con el tiempo, como pueden apreciar los sufridos visitantes a este blog.

Hay que ver qué ingenio, vaya comeduras de tarro, vaya retruécanos, vaya recovecos… En fin, cosas de otros tiempos que, estas sí, afortunadamente empiezan a caer en declive. Por su propio peso.

Más exvotos

Esta foto es de una tienda de Oporto en la que se venden exvotos ya listos para su «consumo». Así los fieles no tienen más que pagar y depositar. Recuerdo haber hecho una foto con exvotos de cera de diversas partes del cuerpo en Vila do Conde, también en Portugal y otra en Florencia. Los exvotos, a veces, piden favores a los espíritus y otras le agradecen los recibidos. Así que se pueden ver, en ocasiones, con forma de: mano, pié, pierna, cabeza, brazo, corazón, pulmón, hígado, ojo, lengua, etc. En el etc se puede poner la imaginación más lasciva y no andará lejos.

Es curioso (a pesar de que apenas es visible) el de la parte inferior izquierda que recuerda la venus de Willendorf, lo que demuestra que habrán pasado unos miles de años pero las creencias más arraigadas se resisten a desaparecer.

Exactitud ante todo

Uno de los problemas del cambio de moneda de -la-que-ud-tenía- al euro fue aquello del factor de conversión (siempre a favor, claro), pero también aquellas instituciones que no podían-debían hacían el cambio con exactitud a dos decimales. Luego, por aquello de -déjalo así que está bien- se han quedado a vivir entre nosotros (más de 20 años después) cosas como esta amenaza de multa de Oporto. A ver cuándo vamos cambiando de mente.

Y Ud. ¿todavía calcula el precio de las cosas (pisos, tierras, coches) en pesetas?

Lo lamentable y reseñable es que en el país vecino también tiene la gente la puta costumbre de tirar basuras y escombros en cualquier parte. O sea, la estupidez es consustancial al ser humano. O humana.

Más de candados

Siguiendo la estela de candaditos de «El malvado Margarito», aquí les presento una escena tomada en una de las entradas laterales del jardín botánico de Oporto. Curioso el cartelito que prohibe (ejem) la entrada al público en uno de los accesos laterales. Hay dos fotos para que se pueda apreciar la belleza de la decadencia que tanto atrae en el país vecino. Y luego, a continuación un detalle del «cierre» que -pretendidamente- impide la entrada. Para flipar.