Vean el panfletillo (ahora les llaman flyer) que encontré el otro día en Salamanca. Impresionante panda de bestias pulula entre las gentes de la calle. Y es que ha pasado por las manos del tío que ha puesto el negocio, del diseñador, del de la imprenta y seguro que por alguna más. Y nadie se ha dado cuenta de la burrada a tiempo. Aunque igual se dieron cuenta, como me contaron que ocurrió con unas bolsas de un panadero de un pueblo de Salamanca (omito el nombre) que tras recibir el encargo de 1000 bolsas de plástico, su hija le hizo notar que harina estaba puesto sin h. Total, por una letra -dijo el padre- no vamos a devolver las bolsas. Este caso no es menos grave, al fin y al cabo el tipo no se gana la vida con el pelo, pero sí con el oro y tampoco sabe escribir QUILATE, que es la palabra correcta.
