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Esa crisis

Según «Donma» la crisis (mundial) gracias a su buen hacer en econosuya y sus oraciones ante el dios Europa, ha terminado. Pues vean uno de los innúmerables ejemplos de ello, fotografiado en cualquier rincón del país. Ese país en el que la precariedad campa a sus anchas, en que los empresarios se aprovechan de los pobres pero en el que, mutas mutandis, el partido del desgobierno en funciones sigue obteniendo (encuesta dixit) 1 de cada 3 votos. Sigamos así, amiguetes, que estamos en el camino, eso sí, el de la pobreza extrema.

Nota: he borrado el teléfono por no recordar en qué lugar encontré el cartel y claro, no andar molestando inútilmente a esta persona tan polifacética.

¡Consoláos, imbéciles!

De peores hemos salido y en peores estaremos.

Hay un pdf circulando por ahí, que me llegó el otro día por correo y que pueden ver en este enlace. Se trata de una colección de fotos antiguas en las que se muestra las miserias por las que pasaron nuestros abuelos y nuestros padres para poder sobrevivir. Las fotos son bastante buenas y proceden de los archivos de la Junta de Castilla y León. Y si fuese en otros tiempos podría considerarse como el orgullo de haber logrado que la sociedad fuese un poco más justa.

Pero no, da la casualidad de que uno es mal pensado. De hecho más cuanto más viejo y creo adivinar una intención distinta a la exposición llamada «De peores hemos salido. Imágenes de crisis para un tiempo de crisis». Adivino una oscura intención de que nos consolemos con lo bien que estamos ahora (¡fíjense lo putas que la pasaban los abuelos!) y crear en la gente la conciencia de servilismo, reforzar el aguante ante el embate neoliberal y adocenar a quienes, maledicentes entre los que me cuento, piensan que ya está bien de sinvergüenzas y que habrá sangre más pronto que tarde. En Italia, ayer mismo, hubo un atisbo de lo que nos espera.

Mientras tanto, ese ser ectoplasmático que es nuestro presidente de gobierno, pide paciencia a los que pasan hambre mientras privatiza cada viernes trozos de nuestro país. Quizá lo hace a tal velocidad porque piensa, como el otro día me decía mi amigo F. que este mes de mayo caerá el des-gobierno. Me gustaría, pero será, quizá el mayo de 2014.

Antes de la crisis

Hice esta foto en octubre o noviembre de 2005 en Sevilla. Esto es, mucho antes de la crisis que nos azota, en plena época de atar-los-perros-con-longaniza, cuando todos éramos ricos, se vendían pisos como rosquillas y los jamones ibéricos habían hecho olvidar a las mortadelas. Y es que, amigos, la realidad supera a la ficción en tantas ocasiones que la fructífera mente de los escritores y la cámara de los blogueros no puede por menos de resignarse ante la evidencia. Ahora imaginen cómo estarán esos mismos portales del flamante ministerio de asuntos sociales cuando  por obra y gracia de la crisis artificial, un 20% largo de la población está en paro y, que las multinacionales y corporaciones ayudadas por los socialistas de derechas de este país han hecho una reforma laboral de oxímoron que pretende, lloren conmigo, arreglar el problema del paro despidiendo gente. Lamentable e inenarrable.

 

Soluciones de baja tecnología

soluciones-de-baja-tecnologiaAhora que la crisis comienza a arreciar (aún queda mucha mucha mucha crisis) podemos ir recuperando las viejas mañas de reparación, reciclaje y reutilización. En los andares por el mundo encontré, en 2006, la lindeza de apaño que un galleguito de San Xenxo -creo- hizo para poder seguir usando el banco que tanto descanso y solaz le proporcionaba. Igual lo encontró deshauciado y procedió a su reparación y acondicionamiento. Tanto da. El caso es que como el susodicho mueble urbano se encontraba en el puero me da por pensar que el propio a sueldo de la autoridad portuaria o del ayuntamiento fueron los responsables de semejante arte de ingeniería cutre que, eso sí, cumple la función aunque la estética le quede en las antípodas. Nada, amigos lectores, hagan de tripas corazón que la cosa está muy malita y hay que volver a pensar como pobres que la fiesta se acabó, sonaron las doce campanadas, el carrito se convirtió de nuevo en calabaza, los caballos en ratones y el príncipe… bueno de eso mejor no hablo, que el delito de lesa majestad está penado en este santo país con condena nada desdeñable.