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Más exvotos

Esta foto es de una tienda de Oporto en la que se venden exvotos ya listos para su «consumo». Así los fieles no tienen más que pagar y depositar. Recuerdo haber hecho una foto con exvotos de cera de diversas partes del cuerpo en Vila do Conde, también en Portugal y otra en Florencia. Los exvotos, a veces, piden favores a los espíritus y otras le agradecen los recibidos. Así que se pueden ver, en ocasiones, con forma de: mano, pié, pierna, cabeza, brazo, corazón, pulmón, hígado, ojo, lengua, etc. En el etc se puede poner la imaginación más lasciva y no andará lejos.

Es curioso (a pesar de que apenas es visible) el de la parte inferior izquierda que recuerda la venus de Willendorf, lo que demuestra que habrán pasado unos miles de años pero las creencias más arraigadas se resisten a desaparecer.

Exactitud ante todo

Uno de los problemas del cambio de moneda de -la-que-ud-tenía- al euro fue aquello del factor de conversión (siempre a favor, claro), pero también aquellas instituciones que no podían-debían hacían el cambio con exactitud a dos decimales. Luego, por aquello de -déjalo así que está bien- se han quedado a vivir entre nosotros (más de 20 años después) cosas como esta amenaza de multa de Oporto. A ver cuándo vamos cambiando de mente.

Y Ud. ¿todavía calcula el precio de las cosas (pisos, tierras, coches) en pesetas?

Lo lamentable y reseñable es que en el país vecino también tiene la gente la puta costumbre de tirar basuras y escombros en cualquier parte. O sea, la estupidez es consustancial al ser humano. O humana.

Más de candados

Siguiendo la estela de candaditos de «El malvado Margarito», aquí les presento una escena tomada en una de las entradas laterales del jardín botánico de Oporto. Curioso el cartelito que prohibe (ejem) la entrada al público en uno de los accesos laterales. Hay dos fotos para que se pueda apreciar la belleza de la decadencia que tanto atrae en el país vecino. Y luego, a continuación un detalle del «cierre» que -pretendidamente- impide la entrada. Para flipar.

Autoexplicativo

Cartel portugués autoexplicativo. No es un insulto, no tiene tintes sexistas. Se trata de un municipio portugués cercano a la frontera salmantina. El indicador de la foto apunta hacia un dolmen visitable que está en el pueblo.

Por cierto, al parecer el nombre (Wikipedia dixit) procede de la derivación del nombre de un árbol de la zona.

Regodeo

Uno no sabe si estas cosas son publicidad o regodeo. Decidan los visitantes a esta página por su propia cuenta.

La foto de la ermita se pueden ver los instrumentos de tortura que, según la tradición cristiana, usaron para martirizar al Cristo: martillo, tenazas, clavos, lanza, esponja y escalera. Dicho en palabras usadas por los acólitos de esa religión, la pasión. Todo ello bien visible en la puerta del edificio, plateadito y brillante para mayor excelencia.

Creo que se trata de Idanha-a-nova, pueblo no lejos de Monsanto, Portugal.

En Portugal también…

Imagen captada en Oporto hace siete años. O al menos eso me parece recordar. Maqueta de una procesión de semana santa como mandan los cánones: con sus cofrades, esculturas, músicos, etc. Como se puede apreciar no solo en estas tierras nuestras somos aficionados a la ostentación pública de creencias, aunque quizá la exageración y vistosidad más cercanas al espectáculo que a la fe sean dificilmente superables las de este país.

Maqueta de procesión

Vigile lo que es suyo

Este es el final del aviso captado en una iglesia de Lisboa. El texto completo, traducido, dice:

Por las iglesias también andan ladrones. No pierda de vista su cartera, o su paraguas y otros objetos personales. (Vigile lo que es suyo).

¡Cómo tiene que estar la cosa para que roben paraguas!

P.D. Si alguien pensaba que iba a hacer el chiste fácil sobre iglesias y ladrones se ha equivocado, al menos esta vez.

Lo importante es que funcione

No importa si es feo, resulta desagradable y hasta cutre, siempre que cumpla su función. Ese es el modo de pensar de mucho «manitas». Ilustra el comentario una foto tomada -creo recordar- en una cafetería lisboeta cercana a la estación de Santa Justa. No es seguro, hace ya años que la hice y la memoria es débil.

¿Debería incluirse este caso en el famoso «desenrascanço» del que tanto se enorgullecen los vecinos portugueses? De momento la dejaremos en la serie «Soluciones de bajo coste».