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Más señalética imaginativa

Esta foto está hecha (creo recordar) en la costa portuguesa, tipo entre Lisboa y Peniche, probablemente en los alrededores de Azenhas do mar.

No me negarán que la señalita se las trae. Cruenta y realista, pues en esa misma zona (en Cabo de Roca, cerca de Sintra) ocurrió por esas fechas (8/2014/) un accidente en el que se vió implicado un matrimonio polaco y sus dos hijos. Fue noticia de periódico la historia en la que el matrimonio, en su afán por lograr una buena foto, saltaron la protección de seguridad mientras quedaban los niños a cargo de la cámara. Un paso atrás en falso hacia el vacío de 80 o 90 m. dejó a las criaturas huérfanas, abandonadas y en tierra extraña. En el rescate trabajaron hasta 29 personas (barcas, coches, cuerdas, helicóptero…) para poder recuperar los cuerpos.

Un drama que, de haber seguido el sentido común (si es que existe) o las indicaciones no habría ocurrido. Quizá por eso las señales sean tan crudas. Es que son reales como la vida misma y somos tan estúpidos que por una buena foto nos jugamos la vida.

Acusatio manifesta

Esta es la segunda parte de «excusatio non petita, acusatio manifesta», la máxima que pone al

descubierto el desliz psicológico de descubrimento de algo que hemos cometido mendiante la exposición no solicitada de la excusa. No se trate de ver en el título (una parte) el completo de la máxima latina.

Trato aquí de ilustrar lo que me vino a la cabeza al ver este confesonario con cuernitos coronando la parte superior. Igual se puede pensar que son llamas. En cualquiera (o cualquiese)* de los casos lleva el pensamiento al infierno y al maligno, ese con el que tanto nos acojonaron (curas, maestros y padres) de pequeños y que luego, como el purgatorio, se disolvieron en el olvido como el muro de Berlín y esperemos, se disuelvan los de Gaza y el Sáhara. Pues eso, que no sé como el cura le permitió al carpintero esta fantasía ni cómo se le ocurrió al carpintero, pero el caso es que parece indicar que allá escondido está el mismo demonio y sus asechanzas.

Pido disculpas por la calidad de la foto que no me acuerdo dónde la hice. Juraría que fue en Portugal por la azulejería del fondo, pero a saber…

* Que diría Ernesto Laguna Verdana

Hacerse los zuecos (de la serie «soluciones de bajo coste»)

Para que luego digan que los portugueses no saben hacerse los «zuecos», les presento esta lusiada (que no es de Camões) que fotografié en el vecino país no hace mucho tiempo. Estaba expuesta en un escaparate de no-me-acuerdo qué comercio. Hay que reconocer que el trabajo es fino.

Se trata de una botita de goma hecha con neumáticos (rebajados en parte, suponemos) con unos trozos de alambre y hasta el detalle de la tira de cierre con su herraje y los agujeros con ojete, oiga. Todo un lujo de trabajo que todos podemos ponernos a realizar evitando, eso sí, las grapas que se oxidan, que dan mala prestancia y riesgo de infección.

Es de imaginar que la tosquedad del material interior no permita llevarlo con medias de seda o calcetín ejecutivo. Ni a pie descalzo. Más bien habría que ponerse unos calcetines gordos que, de paso, absorbiesen la transpiración. O incluso otros zapatos debajo y usarlos tipo almadreñas (madreñas, zuecos…).

Queda para otro rato hacer el pie izquierdo porque tal y como se encontraba en el escaparate sólo una pequeña parte de la población podría hacer uso del rudo y gomoso invento.

Nombres imaginativos

Ya me han informado de que me traiciona la memoria (bueno, las parejas también) y que el cartel de la entrada anterior no estaba en Menorca sino en Madeira. Y allá se encuentra también la «calle del frigorífico» que hoy ilustra este blog. Está claro que en Funchal sería muy importante la aparición del invento y que lo fue hasta para darle nombre a una calle. En Salamanca también tienen la «calle de la radio» y el «tunel de la televisión». Sin embargo me gusta más la «calle de la afilarmónica Nifu-Nifá» que encontré en Santa Cruz de Tenerife. Arranca sonrisas que se cotizan caras en estos tiempos.

Es también de reconocer que el uso de calles con estos nombres es mejor que andar dedicándoselas a santos, vírgenes, curas y generales, cuando no a dudosos pro-hombres de la patria, cantantes, futbolistas, tonadilleras, toreros o «Mariquelos».

Mundo absurdo

Inauguro una nueva serie de comentarios, esta vez «mundo absurdo».  Y quizá debería llamarse de otro modo porque casi todo lo que aparece en este blog son absurdeces, unas cogidas por ahí y otras pensadas por el Malvado Margarito y un servidor.

Pero vamos al meollo. Vean este indicador de restaurante que fotografié, si la memoria no me falla, en Menorca Madeira. Les juro por San Google que en la dirección en la que apunta el cartel lo único que hay es el mar, idiota, pero el mar. Bueno, al menos en ese momento no había restaurantes flotantes. Y si los hubiese habido no se podría haber llegado a ellos de forma sencilla (sí, ya sé que hay gente que se sube y baja por las paredes). En fin, uno más de los ejemplos del mundo absurdo en que vivimos. De esa «España es diferente» de que alguno tanto se ufana.

Apunte posterior: quizá apuntaba a algún barquito que no vemos por encontrarse de crucero en la mar océana entreteniendo jubilados o solteros.

Tetas en el convento (de la serie «parecido razonable»)

Paseando por Tavira, población de Algarve portugués, encontré este lugar, la Pousada do convento da Graça. Y está franqueada la entrada por una curiosa columna que no quiero dejar de compartir con los lectores asiduos a este sitio.

¿Ven como no hace falta tv para hacer gala del sexo por doquier
¿Sería una herramienta publicitaria antigua o se trata de una moderna interpretación malévola?

Reciclaje imaginativo (de la serie «soluciones de bajo coste»)

Vean la ingeniosa manera de fabricarse unas bisagras de alto rendimiento y bajo precio ideada por un portugués de Penha Garcia (Portugal). Están fabricadas con trozos de la cubierta dañada o desechada de una bicicleta. Puede que no sean muy bonitas, pero seguro que a resistentes y baratas no le gana ningún diseño.

Pueden apreciarlo cerca de los molinos que el pueblo tiene junto a la presa, lugar más que recomendable si van ustedes a Idanhna-a-Velha o a Monsanto.

Esto no es ficción

Cuando un gobierno que se llama democrático da autorización a sus fuerzas llamadas del orden a usar gases lacrimógenos contra los manifestantes, estamos, señores, ante el principio del fin. El hecho tiene sus agravantes: por un lado los manifestantes eran estudiantes de secundaria protestando contra medida que creen injusta y, además, se escudan en que hicieron uso del gas para evitar «respuestas más contundentes».

Esto no es ficción. Ha ocurrido esta misma mañana en Braga (Portugal) y no es más que un viaje a nuestro futuro. Aquí la noticia en un diario portugués.

De la serie «nombres afortunados»

calle-asientoSe encuentra esta «Calle del Asiento» en la ciudad de Estremoz (Portugal). Por lo visto algún vecino avispado ha creído necesario ilustrar el nombre de la calle, ya perdido en el olvido, con el añadido que se puede apreciar en la foto: un asiento de wc. Sin duda resulta afortunada la coincidencia provocada por el abandono de la zona donde se encuentra la calle, junto al castillo que además es sede del equivalente portugués a los paradores (una pousada).

Escenas portuguesas (II)

mierda-perro-faroEl pueblo portugués tiene inmerecida fama de guarro en este nuestro prepotente y muchas veces estúpido terruño. Pero las veces que he visitado el país vecino me ha sorprendido el nivel de limpieza de sus calles y el nivel de civilización de sus gentes, a pesar de todos los prejuicios que llevaba en mi maleta. La imagen que acompaña ilustra con precisión las anteriores afirmaciones. Se trata de un adminículo que he visto en varias ciudades. Concretamente esta foto está hecha en Faro, situado en el Algarve, al sur de Portugal. Es contenedor de bolsas adosado a una farola que contiene bolsas para recoger la mierda de los perros. Una gran comodidad para el dueño, sin duda, amén de un gran servicio a la limpieza de la comunidad. Lo más sorprendente, quizá, es que el contenedor tenga bolsas. Si estuviese en nuestro estúpido país seguro que el primer listo que pasase se las llevaba todas. También cabe la posibilidad, muy probable, de que una vez puestas en su sitio y anunciado el evento a bombo y platillo en los periodicuchos locales, el ayuntamiento de turno no se preocupase nunca más de rellenarlas. Tenemos mucho, pero mucho mucho mucho que aprender de nuestros vecinos para lo cual mejor será cuanto antes despojarse de los prejuicios y acercarse de viaje a Portugal. Sorprende la afabilidad de sus gentes y la hospitalidad al viajero que nunca siente que el desconocimiento del idioma es un problema. Justo lo contrario que en ciertas zonas de esta nuestra orgullosa tierra de brutos.