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Mundo absurdo

Inauguro una nueva serie de comentarios, esta vez «mundo absurdo».  Y quizá debería llamarse de otro modo porque casi todo lo que aparece en este blog son absurdeces, unas cogidas por ahí y otras pensadas por el Malvado Margarito y un servidor.

Pero vamos al meollo. Vean este indicador de restaurante que fotografié, si la memoria no me falla, en Menorca Madeira. Les juro por San Google que en la dirección en la que apunta el cartel lo único que hay es el mar, idiota, pero el mar. Bueno, al menos en ese momento no había restaurantes flotantes. Y si los hubiese habido no se podría haber llegado a ellos de forma sencilla (sí, ya sé que hay gente que se sube y baja por las paredes). En fin, uno más de los ejemplos del mundo absurdo en que vivimos. De esa «España es diferente» de que alguno tanto se ufana.

Apunte posterior: quizá apuntaba a algún barquito que no vemos por encontrarse de crucero en la mar océana entreteniendo jubilados o solteros.

Tetas en el convento (de la serie «parecido razonable»)

Paseando por Tavira, población de Algarve portugués, encontré este lugar, la Pousada do convento da Graça. Y está franqueada la entrada por una curiosa columna que no quiero dejar de compartir con los lectores asiduos a este sitio.

¿Ven como no hace falta tv para hacer gala del sexo por doquier
¿Sería una herramienta publicitaria antigua o se trata de una moderna interpretación malévola?

Reciclaje imaginativo (de la serie «soluciones de bajo coste»)

Vean la ingeniosa manera de fabricarse unas bisagras de alto rendimiento y bajo precio ideada por un portugués de Penha Garcia (Portugal). Están fabricadas con trozos de la cubierta dañada o desechada de una bicicleta. Puede que no sean muy bonitas, pero seguro que a resistentes y baratas no le gana ningún diseño.

Pueden apreciarlo cerca de los molinos que el pueblo tiene junto a la presa, lugar más que recomendable si van ustedes a Idanhna-a-Velha o a Monsanto.

Esto no es ficción

Cuando un gobierno que se llama democrático da autorización a sus fuerzas llamadas del orden a usar gases lacrimógenos contra los manifestantes, estamos, señores, ante el principio del fin. El hecho tiene sus agravantes: por un lado los manifestantes eran estudiantes de secundaria protestando contra medida que creen injusta y, además, se escudan en que hicieron uso del gas para evitar «respuestas más contundentes».

Esto no es ficción. Ha ocurrido esta misma mañana en Braga (Portugal) y no es más que un viaje a nuestro futuro. Aquí la noticia en un diario portugués.

De la serie «nombres afortunados»

calle-asientoSe encuentra esta «Calle del Asiento» en la ciudad de Estremoz (Portugal). Por lo visto algún vecino avispado ha creído necesario ilustrar el nombre de la calle, ya perdido en el olvido, con el añadido que se puede apreciar en la foto: un asiento de wc. Sin duda resulta afortunada la coincidencia provocada por el abandono de la zona donde se encuentra la calle, junto al castillo que además es sede del equivalente portugués a los paradores (una pousada).

Escenas portuguesas (II)

mierda-perro-faroEl pueblo portugués tiene inmerecida fama de guarro en este nuestro prepotente y muchas veces estúpido terruño. Pero las veces que he visitado el país vecino me ha sorprendido el nivel de limpieza de sus calles y el nivel de civilización de sus gentes, a pesar de todos los prejuicios que llevaba en mi maleta. La imagen que acompaña ilustra con precisión las anteriores afirmaciones. Se trata de un adminículo que he visto en varias ciudades. Concretamente esta foto está hecha en Faro, situado en el Algarve, al sur de Portugal. Es contenedor de bolsas adosado a una farola que contiene bolsas para recoger la mierda de los perros. Una gran comodidad para el dueño, sin duda, amén de un gran servicio a la limpieza de la comunidad. Lo más sorprendente, quizá, es que el contenedor tenga bolsas. Si estuviese en nuestro estúpido país seguro que el primer listo que pasase se las llevaba todas. También cabe la posibilidad, muy probable, de que una vez puestas en su sitio y anunciado el evento a bombo y platillo en los periodicuchos locales, el ayuntamiento de turno no se preocupase nunca más de rellenarlas. Tenemos mucho, pero mucho mucho mucho que aprender de nuestros vecinos para lo cual mejor será cuanto antes despojarse de los prejuicios y acercarse de viaje a Portugal. Sorprende la afabilidad de sus gentes y la hospitalidad al viajero que nunca siente que el desconocimiento del idioma es un problema. Justo lo contrario que en ciertas zonas de esta nuestra orgullosa tierra de brutos.

Curioso, curioso…

En esta última estancia en Portugal he podido ver varias cosas que me han llamado la atención. Hoy comentaré tan solo una de ellas.

En el hotel en el que estado alojado unos días (entre Espinho y Oporto) pude realizar un pequeño y no muy riguroso cálculo estadístico sobre las costumbres de los conductores a la hora de aparcar los coches.

En un hotel de costa, con presencia masiva de turistas portugueses, españoles y franceses. Con una muy amplia zona de aparcamiento (que en los días de mayor ocupación estaría al 70%). La estadística de los coches aparcados encima de las aceras impidiendo el paso de los peatones, quedaría más o menos asi:

En una muestra diaria, de cada diez vehículos mal aparcados:

7 eran españoles, 2 eran portugueses y 1 era francés.

Esta proporción se repitió con asombrosa exactitud cada día que me dediqué a perder cinco minutos de mis vacaciones.

En fin, muy curioso…