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Sincretismos (III) y cretinismos

Otra entrada de la serie de mejunjes mentales que se preparan en las cabezas de los mortales. Vean este parchís nazareno fotografiado en Cádiz. Un lujito de tragaderas mentales, sin duda comparable a los nazarenos futboleros de Valladolid que ya comentamos hace tiempo. Bueno, tampoco hace falta ir muy lejos en esta época, vale con salir a la calle y ver cómo los ciudadanos de medio mundo hacen lucir escaparates en pretendida alusión al dios de los cristianos (que al parecer nació en verano) cuando en realidad lo que celebran es el solsticio de invierno según los cánones ancestrales. Y eso si mencionar al papanöel-santaclaus, un enjuague de tradiciones, supersticiones y otras yerbas comerciales. Sigan los enlaces de esta entrada para investigar un poco y luego, en lugar de andar rezando por ahí, pueden dedicar un rato a culturizarse sobre estas y otras cosas de cristianos. Con otras religiones no me meto por falta de conocimientos, no vayan a creer.

Sincretismos (II)

mitologias-y-creenciasContinuando con la entrada de ayer, les ofrezco otra imagen tomada en Cádiz, cuya larga historia y sus buenas digestiones espirituales han dado lugar a sincretismos sin igual en Europa. Las creencias en el dios suete, en el dios dinero y en el dios de los palos, aunadas con gracejo y sin vergüenza alguna en este escaparate gaditano. La foto está tomada en verano, con esa costumbre que se ha puesto de moda de comprar lotería en otro lado, porque ya se sabe que en casa nunca toca.

 

El progreso según Bierce

Leyendo en Halón disparado me encuentro con el siguiente viejo viejísimo pero acertadísimo comentario:

Dos gobiernos europeos han encargado recientemente a una compañía americana suficientes cartuchos como para matar a ciento cincuenta millones de hombres. Es a través de pequeños incidentes de ese tipo la manera en la que vislumbramos de vez en cuando el progreso de la civilización cristiana, y obtenemos una noción justa de lo que el evangelio de paz en la tierra y de buena voluntad hacia los hombres ha hecho en sólo dieciocho siglos.
Almacenadas hoy en los arsenales de las naciones cristianas más ilustradas hay suficientes balas para matar a todos los hombres, mujeres y niños sobre la tierra. Hablemos de paz, hermanos míos –elevemos nuestras colas, nivelemos nuestras orejas, bajemos nuestras mandíbulas y cantemos tonterías piadosas de calidad superior sobre la influencia humanizante de nuestra bendita religión. ¡Toma!, hay más cristianos asesinados por cristianos en una década que paganos por paganos en diez. Y cada vez va a peor. El siglo pasado fue el más sangriento, pero fue superado por la primera mitad del presente, a la que los primeros veinticinco años de la mitad restante excedieron en terror. Puedes evangelizar el mundo con la profundidad de un pie y agitar los tirantes de los pulmones “saludando el amanecer de una nueva era”. Puedes desencajar los brazos componiendo falsos remedios para la guerra. Puedes mimar cualquier engaño que prefieras, y publicar tu propia receta de dulce sagrado. En cuanto a mí, continuaré saludando a todos los varones cristianos recién nacidos y les daré el tratamiento de coronel.

* Ambrose Bierce. En 1885

 

¡Qué poco ha cambiado el mundo, señores!

Una de mercachifles

manolas-mercachiflesAdecuada estación esta para vender, aunque sea a costa de las creencias, a costa de la ingenuidad y a costa de lo que sea, coño, que la cosa está «mu» mala. Vean estas manolas vallisoletanas captadas ayer junto a la capilla de san Martín en su puestito ambulante que trafica en estas fechas tan señaladas para que no todo dolor y sufri-miento (sí, con guión). Pues me viene a la mente un hecho bíblico que ilustro en este enlace para deleite de unos y escarnio de otros. He dicho. Hasta pronto, no sufran demasiado por la lluvia, es buena para el campo (del que luego comemos, dicho sea de paso).

Cosas veredes que harán hablar a las piedras

coleccion-rosariosBuscar gente que compre en el lenguaje de los mercachifles actuales se dice: buscar nichos de mercado. Pues el último que han encontrado (por dos lados distintos) es el de las beatas. Con el año nuevo (y con el final del verano) viene siendo habitual ya desde hace años que nos bombardeen la cabeza y nos invadan la casa con colecciones de lo más variopinto. El fin último de las mismas no es fomentar el vicio del coleccionismo, no. Es sacarnos las perras que nos sobran con atractivos productos que toquen nuestra fibra sensible, puesto que los que tocaban la envidia ya los agotaron hace tiempo. Y es por eso que sacaron la colección de cuentos troquelados, de réplicas de coches viejos, de libros de la infancia. Toca ahora, ñoras y ñores, el turno de sacarle las mantecas a las viejitas que atesoran sus magras pensiones en las cajas de ahorros. Se acabó, estosololoarreglamosentretodos.org aunque haya futilizar lo más sagrado o desvalijar a los más desvalidos. Es el sistema del FMI, quitárselo a los pobres para dárselo a los ricos.
Vean en la foto la penúltima ocurrencia de los mercaderes de sentimientos, de los ladrones de oficina, de las tentaciones de billetera: la colección de rosarios.
Un conocido periódico, pude comprobar el otro día, tiene la misma colección como reclamo para poder vender (o intentarlo) sus ejemplares. El mundo del periodismo ya no vale nada, sólo el regalito que se puede adquirir de forma conjunta-e-inseparable. Más valdría dar noticias en lugar de rosarios, pero este país siempre se ha distinguido por dar más importancia a las trascendentales supercherías que a las cruentas realidades.
No importa lo que pase en este valle de lágrimas si nos espera un venturoso mañana etéreo… o una pulsera pogüerbalans que nos asista.
Como dice uno que conozco: «dios aprieta pero no existe». Como la cárcel para los políticos, añado.

Me río del río

No se trio-agua-vivarata de un juego de palabras, no. Bueno, quizá sí. Y también de conceptos que se me mezclan en el cerebro reblandecido por el consumismo (no comunismo) que me rodea y que se empeñan en meterme hasta por el orto más a menudo de lo que puedo digerir. Esta vez el indigesto producto es el agua, si, agua, joder, agua. Agua de toda la vida, que en tiempos era gratis y limpia. Ahora viene en botellas y es cara, muy cara. Tan cara como la cara-dura de los tipos que, con tal de vender, se agarran a un clavo ardiendo. Si Santa Fon Bella levantase la cabeza seguro que corría rauda a comprar este espectacular producto de la desfachatez que caracteriza estos tiempos mercantilistas. Ya no les basta con vender ese agua milagrosa en botellitas en forma de virgen en cualquier Lourdes o Fátima, no. Ahora también pretender invadir nuestras mesas con la putrefacta mitología que impregna sus soeces mentes. Quieren que bebamos de este río de agua viva, viva, sí, como vivos son los que la venden, los que dan pábulo a los que la venden, los intermediarios, los embotelladores y los botarates publicistas que tienen estas ideas en sus servicios y no las dejan ahí.

Gracias, amiguita, por el enlace.

Pais… (acentuado en la a, al estilo Forges)

Sin remedio. En esta perlita capturada en los aledaños del Teatro Calderón de Valladolid (Valla-dolor también llamado) confluyen varias de las más coreadas, vitoreadas y alabadas aficiones de esta tierra: religión y fútbol. El inventor del original engendro ha tenido, eso sí, la precaución de registrar sus «penitentes del fútbol» como «modelo de utilidad», aunando además una nueva tradición venida del otro lado del charco: registrar como propia cualquier ocurrencia y pretender usarla como báculo para la vejez propia y si puede ser de toda la caterva de descendientes hasta el bichozno.

En fín, así nos va como nos va y, lo que es peor, la cosa no tiene visos de cambiar en los próximos cinco o seis siglos (lo menos). Si volviese el tan traído y llevado Xto la emprendería a golpes con esta gentuza que pretende comerciar con estas cosas. Bueno, al menos eso dicen que hizo.

Me quiero imaginar que harán en otro países cuya afición es más al sexo que al fútbol…

Er jumbol es asín
--- Er jumbol es asín ---

Exceso de celo

Estamos en un mundo que ha perdido el norte, nuestra brújula gira loca, sin sentido. Esta afirmación se puede corroborar a diario sin más que pasear con mirada crítica y estar al acecho de alguna historia que destripar. Como acechor de historias llevo a menudo una cámara conmigo como testigo, no se diga luego que me invento cosas. Y ahora que los trabajos urgentes van dejando algo de tiempo libre, saco a la luz de los visitantes de este lugar alguna de las fotos tomadas. Esta que ilustra el artículo fue hecha en navidad, en lugar que he ocultado a las miradas indiscretas. Vean ustedes el celo que han puesto las almas bienpensantes, bienhacientes, bienquerientes que organizaban el evento en ocultar mediante trazos de rotulador los ojos de las criaturas que aparecen felices como anticipo a las dádivas de los compradores de dicho rastrillo. Ocultas miradas, pienso, a los lascivos ojos de los que se aprovechan de los niños y los usan en sus sucias maniobras pederastas. Tapados los ojos, quizá, para que los lascivos grajos de largos trajes abotonados hasta el tobillo no puedan recordarlas y usarlas en sus horas de sensualidad enfermiza. Pero basta, que quizá se trata sólo de emular las prácticas de periódicos y tele-basuras. O igual es para evitar las denuncias de los legítimos progenitores de esas criaturas, quizá adoptadas. Puede que incluso se intente evitar el pago de los exorbitantes emolumentos por derechos de autor. Se me antoja, incluso, que algún amable lector tenga otra explicación.