Mira tú por donde hoy no pongo boberías (y no es por falta de material). En una de las ventanas de la Casa delle civette (casa de las lechuzas) en Villa Torlonia (Roma), encontré esta belleza de gráfico y reflexión: Sabiduría y soledad. Cosas (ambas) de las que se carece en estos tiempos convulsos de pantallitas y publicidades.
Foto de un anuncio en una de las pantallas del aeropuerto Fiumicino (Roma) en la que la modelo vestida con traje otrora masculino se despatarra frente al público. No sé de dónde habrán sacado el concepto patético de que copiar las actitudes de los machos dominantes hará un mundo más igualitario. Ni idea, lo peor es que es una idea que parece universal.
Bueno, más que un muro la forja de una capilla de la iglesia de Santa Maria della Vittoria en Roma, si no me falla la memoria. En dicha iglesia existe una escultura del éxtasis de Santa Teresa hecha por Bernini que es una gozada de visión, ya que aprovecha para la iluminación divina un transparente en el techo de la capilla que da un aspecto muy natura a la pretendida visión sobrenatural de la santa abulense.
Obviamente tal elemento hace que la iglesia sea un punto de obligada visita cuyos adeptos dejan papelitos atados a la forja, amén de otros objetos (rosarios, pulsera, auriculares…) en una clara degradación de las costumbres (véase esta entrada en la que se hacía con mármol). El caso es ir dejando huella por allá donde se pasa y la popularización hace estas cosas. En las fotos se puede ver una general y varios detalles, entre ellos el clásico turista español (femenino en este caso) que no puede por menos de andar dejando claro de dónde viene.
Agradecimientos, deseos, peticiones, súplicas, ruegos… todo cabe en esta pared donde una virgencita es la depositaria de tales vehemencias. Se encuentra en el barrio Trastevere de Roma, pero hay muchas más repartidas a lo largo y ancho de la península itálica.
Estas dos fotos fueron tomadas hace pocos días en Roma, y son uno de los millares de ejemplos que se pueden ver por las calles del uso de los restos que hoy denominamos arqueológicos, pero que no hace mucho tiempo eran vistos simplemente como material de reaprovechamiento. Cientos de miles de restos están colocados en iglesias y palacios que usaron las antiguas construcciones como cantera de cercanía y precio inmejorables. Uno de los más conocidos es el hoy llamado Coliseo (anfiteatro Flavio en su origen), en el Circo máximo (del que queda un 5%), en las termas de Diocleciano y Caracalla, etc.
No parece que hayamos aprendido mucho algunos de nosotros, como se demostró el otro día en Naharros del río (Salamanca) o hace un par de años en Castrocalbón (León), donde se «cepillaron» los restos de un castillo medieval y de una vía romana respectivamente.
Junto al túmulo de Adriano, hoy conocido como Castel Sant’Angelo, en Roma, existe un curioso negocio al aire libre que logra reunir varios placeres de la vida en un solo lugar, a saber:
Café de calidad
Vistas al monumento
Cercanía al Tíber
Biblioteca
Zona de intercambio de libros
Vamos, que el que no lee es porque no quiere. Además hacen actividades infantiles de fomento de la lectura. Mejor nos iría si en vez de llevar a los crías a darle patadas a trozos de cuero se fomentaran y usaran lugares como este. No lo veremos, me temo.
Una interesante intervención en una señal de tráfico romana, haciendo un poco de chanza sobre la famosa «obra de arte» llamada Comediante, más conocida como la del plátano pegado con cinta americana. La encontré hace unos días en el barrio de San Lorenzo de la capital italiana, un barrio estudiantil. Me hizo gracia y me recordó a la entrada anterior, y también a las de hace años de Florencia que ya puse hace tiempo.
Viene siendo alucinante cómo los restaurantes, bares, cafeterías… descuidan a menudo la limpieza, orden y funcionamiento de sus servicios. Este ejemplo que ven es del servicio de una trattoria-pizzeria romana que, como ven, ostenta el clásico cartelito de no tirar cosas raras a la taza, una costumbre universal a lo que parece. Más abajo escrito con rotulador en los botones de descarga las palabras SI-NO. Pensé que era algún chiste sobre los referendum, pero no. Es que uno sí funciona y el otro no. Raro es que funcione uno, porque el embelledor está sujeto con cinta aislante de mala manera. En fin, italianadas.
Aprovecharse de la credulidad es algo feo, muy feo y también puede ser muy lucrativo. Además funciona para todo bicho viviente venga del continente que venga. En la foto se puede ver un altar-monedero de la iglesia de Santa Maria Maggiore de Roma, donde se recogen las peticiones con la indicación en varias lenguas no vaya a ser que alguien no se entere. En el cartelito se especifica que si la intención se quiere exclusiva en una misa se haga un donativo sugerido de 15 euros. Si va con otras el donativo se deja la voluntad. No se aprecia bien en la foto, pero eso es lo que pone en italiano, español, alemán, inglés, francés, portugués, polaco y ruso. Se incluye bolígrafo (atado, claro) para el eventual caso de que no por no llevarlo no se pueda hacer la recaudación. Los sobres y los papeles con las intenciones quedan a cargo del postulante.
Quien haya visitado Roma habrá visto que la inmundicia en ciertas zonas -incluso del centro- es más que notoria: es omnipresente. No en todos los barrios, obviamente, pero es llamativo el hecho para gentes que procedentes de lugares «más salvajes» como España, por ejemplo. La costumbrita de vivir rodeados de basura no es de ahora. Como demostración vean la foto hecha en la Via della Lupa, en pleno centro, cuyo texto reza:
«Por orden de Monseñor P. ilustrísimo y el reverendísimo presidente de las calles se prohibe a cualquier tipo de persona lanzar o hacer lanzar inmunndicias en este lugar bajo pena publicada en el edicto del 16 de febrero de 1753»
Nótese en la parte baja una de las especialidades italianas (pizza, pasta, chapuza…) que además nos deja claro en este caso que la placa de mármol era anterior, que le recortaron la parte baja y le añadieron la fecha. Vamos, un completo documento histórico plantado en la pared de la calle de la loba, animal a cuya labor se atribuye el origen de la ciudad.