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A ver si con gracia…

La idea de Conchi de decir la cosa con gracejo no sabemos si ha funcionado en el sentido que pide en el cartel, pero al menos lo ha hecho para dar publicidad al bar del hogar del jubilado, en la calle Mayor de Sánchez Ocaña de Béjar (Salamanca).

No piense alguien que por el el bar del hogar del jubilado es necesario este cartelito. No. He visto muchas instalaciones semejantes en lugares cuya edad media supera en poco la edad de votar que adolecían del mismo problema, ergo, no es cuestión de edad. Más bien de educación (o falta de ella), de mala leche, de exceso de destilados en sangre o mezcla de todas ellas.

Vamos de culos (sí, en plural)

Pues es que hoy los del estupidiario vamos «de culos» y tras la publicación de la entrada anterior con el artículo de Juan José Millás «un cañón en el culo», me he topado con una noticia de las buenas, buenas: EL GUARRINDOUS.

No se trata, niños, de ese sistema inoperativo (que cuesta un huevo y le hace la vida imposible con infinitas pruebas de paciencia a todos sus usuarios) y al que este que escribe llama hace tiempo el guarrindous haciendo befa y mofa de su nombre. No. Esta vez es de verdad, el Guillermo Puertas ha dado otro salto a la fama haciendo un invento que te cagas en él literalmente (no verbalmente como en el sistema inoperativo). Se trata ni más ni menos que un inodoro (vulgo cagadero) que pretende revolucionar el sistema mundo de la mierda. Vean una de las innumerables fuentes de la noticia en este lugar.

Esperemos, por el bien de usuarios del nuevo invento, que el sistema de control no sea el dichoso guarrindous, porque vaya usted a saber que tremendos efectos podrían acontecer. Recordemos, en este sentido, el viejo chascarrillo de la tostadora controlada por un guarrindous. Chiste viejo que circula por la red desde que la conexión se hacía con modem de 14 kbps.

A prueba de bombas

El servicio que se ve en la foto es de una estación de servicio de carretera cerca de Abertura (Cáceres). Alguien debió comprar un lote de tazas a buen precio, pero todas eran horizontales. Sin problema, yo las convierto en verticales. Y hete aquí que el iluminado albañil-fontanero-alicatador-ingeniero (o todos ellos, quizá) llegan a la consecución del siguiente engendro digno de figurar en los anales del diseño extremeño y español (igual lo contratan los del IKEA). Disfruten, abnegados lectores del genial invento más ingenioso que la fregona, más útil que la navaja suiza, más extraño que sacacorchos para zurdos y más complicado que la cuadratura del círculo. Claro, que con las inversiones en I+D que se hacen en el país, con el nivel de los estudiantes, y con las ayudas de los políticos no se podía esperar otra cosa. ¿O sí?